Coahuila: empresas constructoras venden ‘imagen’ de fraccionamientos privados
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Las constructoras en Saltillo promueven la imagen de que los fraccionamientos bardados son privados, al ordenar a sus promotores de venta que enganchen a los posibles clientes vendiéndoles la idea de que los muros y los controles de acceso, como las plumas y portones, les garantizan seguridad y confort.
También les muestran maquetas o imágenes de áreas verdes o comunes y usan palabras para envolverlos con la percepción de que serán de uso exclusivo para los residentes.
Algunos desarrolladores de vivienda se cuidan y ordenan a sus vendedores no decir abiertamente que el espacio será “privado”, pero utilizan ideas o conceptos que inducen a los compradores a creerlo así. Luego, estos impiden el acceso a personas externas al considerar que las áreas verdes, plazas, banquetas y calles son propiedad del fraccionamiento, cuando son municipales y de uso colectivo.
Una persona que labora y ha trabajado para constructoras en venta y renta de casas en espacios bardados, explicó que la instrucción es ofrecer los inmuebles como si se tratara de fraccionamientos privados.
“Ese es el gancho principal: venderles la idea de que van a vivir en un lugar exclusivo donde los residentes tendrán controles de acceso para que el fraccionamiento sea exclusivo, sin acceso a personas ajenas.
“Los desarrolladores venden los sectores ya con mecanismos de acceso controlados, casetas, portones, rejas o plumas, y eso vende la idea de mayor seguridad y privacidad. Ya después, los residentes se encargan de darles mantenimiento o cambiar los mecanismos de acceso”, comentó.
Las constructoras, al concretar la compra-venta, también entregan los reglamentos que rigen a cada fraccionamiento y su redacción genera la idea de que es privado.
En un sector cerrado por Mirasierra el “Reglamento Interno” refiere que se encuentra en uso de suelo exclusivamente residencial y hace referencia a las “áreas públicas” del fraccionamiento. También indica que “integran la propiedad privada del fraccionamiento” determinados lotes y “todas las construcciones e instalaciones que se realizan dentro de los terrenos del mismo”.
En otro fraccionamiento bardado ubicado al nor-poniente, por el periférico Luis Echeverría Alvarez, el “Reglamento de Convivencia”, señala que se elaboró con base en lo establecido en el Reglamento de Tránsito Municipal y en las leyes y reglamentos que aplican en Coahuila.
Establece que el ingreso de cualquier persona deberá ser controlado por el área de vigilancia y que los vehículos de contratistas, vendedores autorizados, prestadores de servicios y taxis serán revisados por los vigilantes “sin excepción” previo al ingreso y a la salida, en tanto que la credencial de elector o cualquier identificación oficial del conductor se recogerá al momento de entrar y se entregará al salir.
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Asimismo, impide el acceso de vendedores ambulantes y más adelante enfatiza la revisión de taxis al ingresar y salir para evitar robos.
Ordena a los residentes reportar al departamento de vigilancia interno y turnar a las autoridades correspondientes, según sea el caso, y al Comité de Colonos, un parte informativo “en caso de que algún trabajador a su servicio incurra en robo o abuso de confianza”.
En ambos fraccionamientos, los vigilantes impiden que personas no residentes ingresen a pie o en vehículo, lo que viola los Artículos 11 y 16 de la Constitución, que garantizan el libre tránsito y que protegen los datos personales; es decir, incurren en ilegalidad al obstaculizar el paso y al solicitar identificación oficial, nombre o teléfono para registrar a quienes ingresan.
Con ello, también violan el Artículo 179 de la Ley de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano de Coahuila, que prohíbe cerrar las vías públicas en los fraccionamientos con el propósito de generar espacios de aprovechamiento exclusivo de propietarios o colonos.