Coahuila: Los videojuegos pueden ser aliados del desarrollo de las niñas y niños

A pesar de que los videojuegos son percibidos negativamente por la sociedad, investigaciones recientes y especialistas en salud mental coinciden en que estos pueden convertirse en espacios de crecimiento, socialización y aprendizaje cuando se usan adecuadamente.

En el marco del Día del Gamer, celebrado el 29 de agosto, la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (CONASAMA) ofreció el seminario virtual “Cómo usar los videojuegos de una manera saludable”, con la ponencia del médico psiquiatra Guillermo Peñaloza, experto en el impacto de la tecnología en la salud mental, quien señaló que los videojuegos no siempre tienen impactos negativos, sino que pueden ser una herramienta para los niños e incluso ofrecen beneficios para los adultos mayores.

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Peñaloza explicó que todos los videojuegos tienen una estructura que, bien aprovechada, puede fortalecer habilidades importantes. Poseen una meta que brinda sentido de propósito; establecen reglas que estimulan el pensamiento creativo y estratégico; incluyen sistemas de retroalimentación que motivan y ayudan a corregir errores; y se basan en la participación voluntaria, lo cual promueve la autonomía y la equidad.

Además, pueden activar áreas del cerebro relacionadas con la memoria, la toma de decisiones, la atención sostenida y la planificación. Cuando se juegan de manera moderada (una o dos horas al día), pueden incluso ser herramientas útiles para el desarrollo emocional y cognitivo.

Los videojuegos también han demostrado ser espacios importantes de socialización, principalmente durante la pandemia de COVID-19, cuando muchas personas fortalecieron amistades y relaciones afectivas dentro de las plataformas de juego.

Lo que sucede dentro de un videojuego, dijo el especialista, no se queda necesariamente ahí, sino que los vínculos creados en estos espacios muchas veces se trasladan a la vida real. En ese sentido, los videojuegos funcionan también como redes sociales, donde se comparten experiencias, se construyen relaciones y se transmiten valores e ideas, igual que en cualquier otro medio de comunicación.

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Sin embargo, Peñaloza explicó que su uso desmedido puede tener consecuencias graves para el desarrollo de los niños, como la generación del trastorno por uso de videojuegos, reconocido por los manuales internacionales de diagnóstico, como el DSM-5 y el CIE-11, desde hace más de una década.

Este trastorno se caracteriza por una pérdida de control sobre el tiempo de juego, la priorización del videojuego por encima de otras actividades importantes y la persistencia en esta conducta a pesar de sus consecuencias negativas. Para que se considere clínicamente relevante, estos patrones deben mantenerse durante al menos 12 meses y afectar distintas áreas de la vida de la persona.

Peñaloza aclaró que jugar muchas horas no es necesariamente señal de un trastorno, sino que este se da cuando el juego se convierte en una conducta compulsiva que desplaza todo lo demás. Se estima que entre 0.6 % y 6 % de las personas que juegan podrían tener este trastorno, y en la mayoría de los casos hay una causa emocional detrás, como depresión, ansiedad o trastornos del neurodesarrollo.

También es clave tener en cuenta el tiempo de exposición a las pantallas según la edad: antes de los tres años no se recomienda el uso; de tres a cinco años, lo ideal es no superar los 60 minutos al día; y a partir de los cinco años, el tiempo sugerido es de hasta dos horas diarias, destacando que siempre debe haber actividad física en la vida de los niños, y que este tiempo puede ser mayor en temporadas vacacionales.

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Cuando se detecta un posible uso problemático, el tratamiento más eficaz suele ser la terapia cognitivo-conductual, enfocada no solo en reducir el tiempo de juego, sino en atender los factores emocionales que lo alimentan.

Por otro lado, también se abordaron riesgos vinculados al juego en línea, como el grooming o el ciberacoso. En muchos videojuegos, especialmente aquellos con interacción abierta, personas adultas pueden hacerse pasar por menores y establecer vínculos con fines de abuso. En juegos como Roblox, por ejemplo, ya se han documentado casos de este tipo.