El primer problema por agua en Saltillo
Dos poblados, una acequia y documentos casi tan antiguos como la ciudad misma. ¿Los problemas se extinguen o sólo evolucionan?
“Si la situación sigue así, el pleito por el agua no terminará jamás”. Esta frase la emitieron los primeros habitantes de lo que hoy es la capital coahuilense.
La convivencia entre vecinos y el líquido vital, fueron la combinación perfecta para que se detonara el primer problema por agua del que se tiene registro en Saltillo.
El Archivo Municipal resguarda documentos, que aunque rotos, manchados y con evidente deterioro por el tiempo, revelan desde los inicios de la Villa de Santiago del Saltillo el agua ya era un tema de discusión, disputa y desacuerdos.
En el siglo XVII, los pobladores de San Esteban de la Nueva Tlaxcala se ocuparon de externar sus primeras molestias respecto a sus vecinos, los españoles.
Recordemos que durante los primeros años el territorio saltillense estuvo dividido entre dos poblados: San Esteban de la Nueva Tlaxcala y la Villa de Santiago del Saltillo. Muy distintos uno del otro.
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A San Esteban lo conformaban los indios tlaxcaltecas que los europeos trajeron desde el sur de México para ayudar a poblar la zona. En la Villa se encontraban los españoles, fundadores del Saltillo y la gente más pudiente de aquella época.
Para los tlaxcaltecas ese era el inicio del problema, el dominio territorial y el monopolio.
En un manuscrito, manifestaron a las autoridades de la villa su inconformidad porque los españoles no los dejaban usar la acequia de San Nicolás de los Berros.
No tener acceso al agua de la acequia, les complicaba a los tlaxcaltecas el riego de sus huertas, así como el consumo y su uso para las tareas diarias.
A diferencia de otros cuerpos de agua, aquella acequia de disputa se encontraba en los límites de los poblados. En esa época la “frontera” que compartían los pueblos era la actual calle Ignacio Allende, en la Zona Centro de la ciudad, por donde también corría agua.
Los tlaxcaltecas se sentían hurtados, así lo externaron. Según explicaron, debían tener derecho para usar la parte del terreno en la que se localizaba la acequia.
Pero apenas se supo que los tlaxcaltecas se estaban quejando recurriendo a las vías oficiales, Pedro Vega, residente en la villa, se apresuró a hacer presencia en la casa del Ayuntamiento para compartir su versión de la historia.
Vega aceptó que él había restringido el acceso y negado el uso del agua porque, según él, la acequia se encontraba dentro de las propiedades que él tenía.
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Ante el pasivo actuar de las autoridades, los tlaxcaltecas señalaron que Vega era favorecido por los gobernantes, que a él le daban mayores beneficios. Fue cuando sentenciaron aquellas palabras: “si la situación sigue así, el pleito por el agua no terminará jamás”.
¿SE RESOLVIÓ EL PROBLEMA?
Los registros disponibles en el Archivo local no dan seguimiento puntual al caso de los tlaxcaltecas y Pedro Vega.
Sin embargo, sí se tienen documentos de más conflictos, resoluciones y hasta amparos relacionados al agua que vinieron los años siguientes.
Por ejemplo, a principios del siglo XVI, Francisco de Urdiñola giró una orden para que no se les molestara a los tlaxcaltecas en lo referente a sus aguas, sembradíos y ganado.
Además, se dio la indicación de que eran protegidos por el virrey. Con ello, el conde de Gálvez dispuso que a los habitantes del pueblo de San Esteban se les guardaran privilegios y hasta se les condonaran algunos auxilios monetarios que continuamente los tlaxcaltecas daban al Nuevo Reino de León.
A más de cuatro siglos de distancia, los principales problemas vecinales en Saltillo tienen que ver con ruido excesivo, basura o estacionamiento, según la data más reciente del Instituto Nacional de Geografía y Estadística publicada en 2022.
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Y sobre el agua, las preocupaciones siguen. Aunque ahora el enfoque tiene que ver con el crecimiento de la Zona Metropolitana. Cada vez somos más, cada vez se requiere perforar más pozos acuíferos para abastecer a todos los habitantes en sus distintos sectores.
Aquellas acequias que corrían por las superficies de este valle como algo tan natural, como la puesta de sol, ahora sólo viven en historias como esta.
