Fraccionamientos cerrados en México rompen la estructura urbana y social: experto

Coahuila
/ 24 octubre 2022

Los residentes privatizan el espacio público que son las áreas verdes y calles

Los fraccionamientos privados rompen la estructura urbana y social “se crean guetos, es decir, cotos de poder, y alrededor crean resentimientos con otros niveles socioeconómicos que no están integrados”, sostiene Cecilia Pelletier Bravo, consultora en Desarrollo y Urbanismo Sustentable y Medio Ambiente.

Los residentes terminan por apropiarse y privatizar el espacio público que conforman las calles, banquetas y áreas verdes, y las convierten para uso exclusivo al impedir que ingresen personas que no son propietarias de vivienda o invitadas.

Los desarrollos habitacionales cerrados surgieron y se expandieron en Coahuila hace unos 15 años, sobre todo en Saltillo y Torreón, derivado de la inseguridad provocada por el narcotráfico y a partir de ahí los desarrolladores lo aprovecharon para vender seguridad y estatus, pues no cualquiera puede aspirar a comprar su casa en un espacio cerrado.

El punto principal de una calle es ser un espacio público, es crear comunidad y convivencia. “Las calles deben ser para todos, es punto de reunión principal para hacer comunidad y los fraccionamientos no favorecen esto”.

Cuando un fraccionador desarrolla un terreno, debe donar al Municipio 15% de la superficie para área verde, que es de uso colectivo, como las calles.

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“El área verde de los fraccionamientos no es del fraccionamiento, es del Municipio, por lo tanto, debería ser abierto para todos. El punto es que yo voy a llegar con mis niños porque ahí tienen un área verde bien bonita y no me van a dejar entrar porque no soy propietaria ni invitada.

“Sí, efectivamente, se causa segregación y privatización del espacio público ¿Por qué se dejó llegar a ese punto? Supuestamente ya no se está permitiendo estos fraccionamientos, pero siguen proliferando”, expresó Pelletier.

Pelletier Bravo subrayó que las áreas verdes, por ley, son públicas y de uso colectivo, pero los residentes o fraccionadores colocan rejas, portones, plumas para controlar el acceso, incluso en algunos se ingresa colocando la huella digital en un lector electrónico.

“La mayor parte de las personas, tanto las que compran en esos fraccionamientos, como las que no vivimos en esos fraccionamientos, no saben que eso es ilegal, por eso hay que analizar, ver en qué circunstancias se dieron los permisos, bajo qué condiciones”, apuntó.

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