Gente de Saltillo: Así vive ‘Beick’ del grafiti en la ciudad
El artista urbano recalcó que comenzó “rayando en la Valle de las Flores”, y ahora le pagan por hacer murales y tatuajes
Las paredes de Saltillo han sido testigos del arte urbano desde hace décadas, pero, como en todo, las pinturas no solo son lo que vemos al caminar, traen un trabajo previo, el cual “Beick” nos explica cómo se hace.
Ruben Eduardo es un joven saltillense quien, bajo el pseudónimo “Beick”, ha trabajado en diferentes formas de plasmar el arte del grafiti por la ciudad, desde contrataciones en restaurantes hasta vías que podemos observarlos a lo lejos.
Para entender y quitar la idea existente acerca del grafiti como formas de vandalismo, Beick nos explica que es un arte y una forma de “desastres” que lleva una preparación más allá de agitar una lata.
“Aunque no llevé cursos especiales de pintura o dibujo, pero de los nueve años que llevo realizando mural urbano, he aprendido cosas sobre la marcha, cosas que claramente me han ayudado a mejorar en mi técnica”, dijo Beick
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El muralista contemporáneo, nos cuenta que la preparación de una pintura va más allá de pararse a “rayar con latas”, llevando un proceso creativo que abarca desde el diseño de bocetos hasta el resultado final.
Beick explica que el arte urbano, además de ser su trabajo, para él implica una forma de terapia porque “no importa que tan densa esté la vida, en cuanto agitas y haces presión sobre la válvula, eres tú y la pintura solamente”.
Más allá de la preparación artística, el arte del graffiti conlleva consigo la especialización en materiales, desde aditivos para las latas de pintura, así como el material de protección que se utiliza al momento de pintar.
“La gente cree que es nomás pararte y apretarle a la lata, pero la verdad es que tienes que conseguir tus válvulas de diferentes tamaños, porque no todos los trazos son iguales, tanto los difuminados como las líneas delgadas ocupan tamaños diferentes”, dijo el pintor.
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No solo válvulas, Ruben explica que las inversiones de su trabajo implican escaleras, equipos de protección como “los guantes, así como las mascarillas y también los lentes, porque puedes contraer cáncer”.
Al momento en que hablamos, Ruben contó su trayectoria como una escalera, dónde comenzó “rayando” en las calles de la colonia Valle de las Flores, mismas que lo vieron crecer, pasando a profesionalizar su grafiti, concluyendo en ser contratado por restaurantes que le pagan por su trabajo, mismos que le permitieron cumplir el sueño de abrir su propio estudio de tatuajes.