Improvisan escuelas de Saltillo protocolos para evitar abusos contra niños
Ante los recientes casos de abuso sexual en instituciones educativas, en donde se han señalado como presuntos responsables a docentes e intendentes, en Saltillo trabajadores de la educación han optado por implementar sus propios protocolos para evitar verse involucrados en este tipo de situaciones.
En entrevista para VANGUARDIA, un testigo que labora como intendente en un jardín de niños al oriente de Saltillo y que prefiere el anonimato por cuestiones de seguridad, señaló que en la institución la directora del plantel solicitó al personal de apoyo manual y administrativo que durante los recesos se resguardan en las oficinas de la dirección y que las maestras permanezcan a la vista, afuera de sus salones cada una.
Lo anterior, ante las inquietudes del personal que surgieron tras lo sucedido en el kínder Andrés S. Viesca, por la vinculación a proceso de un intendente por presunto abuso sexual en perjuicio de un menor de 5 años.
“Ya no nos sentimos seguros. Mucho se dice que agarraron un chivo expiatorio en el Jardín de Ramos, porque sabemos que algunos de los abusos suceden en las casas de los niños.
“Por eso la directora nos dijo que para evitar situaciones que nos puedan perjudicar, debemos evitar entrar a los salones si hay niños aún, para hacer el aseo; tampoco podremos estar en el patio durante el receso para evitar situaciones con los padres de familia, y las maestras deben estar siempre a la vista en los descansos y pedir que el grupo salga de manera colectiva a la hora que vengan a recogerlos, para que nunca esté ninguno solo con un adulto”, apuntó.
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Mientras, en una secundaria del centro de Saltillo un grupo de docentes señaló que los salones se cierran al momento del receso, y no puede permanecer dentro ningún alumno o maestro, y que una vez que llegue la hora de salida, los docentes deberán salir del aula antes que los alumnos, para evitar situaciones de riesgo para ambos.
Sin embargo, el Protocolo de Actuación para la Prevención, Atención y Seguimiento de riesgos en escuelas de la entidad que fue reformado en agosto de 2020, se señala que para atender el acoso se deben detectar alertas, a las que deberán estar atentos tanto docentes como padres de familia, como el rechazo continuo de asistir a la escuela por parte de los alumnos, el retraimiento social, el rendimiento escolar, las conductas violentas, así como signos de depresión que pudieran manifestarse a través de llantos, tristeza continua, cansancio, pérdida de interés y la incapacidad de disfrutar de cosas placenteras.