La primera bombilla de Latinoamérica se encendió en Parras
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Thomas Alva Edison y Evaristo Madero se reunieron para iluminar no solo a un pueblo, sino a un continente. ¿Qué consecuencia trajo que uno de los inventores más famosos del mundo visitara al abuelo de Francisco I. Madero, el ex presidente de México?
La primera bombilla en Latinoamérica se encendió en Parras. La luz llegó a un oasis rodeado de viñedos tras la hazaña de Thomas Alva Edison. En enero de 1880, mejoró la bombilla incandescente con filamentos de carbono al darle una duración de hasta 600 horas encendida.
¿Por qué llegó la bombilla a Parras? Amistad y negocios.
Quizá sin dimensionarlo, cuando Edison visitó el pueblo que está a unos 148 kilómetros de Saltillo, trajo un invento que revolucionó la iluminación en el continente. En 1880 fue a presumirle su más reciente logro a su amigo y socio Evaristo Madero.
El primero era inventor y empresario estadounidense. El segundo, el patriarca de una familia que se convertiría en la más importante de México, la de Francisco I. Madero, el futuro presidente del país.
Pero este no fue un primer encuentro. Evaristo aportaba económicamente para que Edison desarrollara sus proyectos. Por eso no es arriesgado decir que si los Madero no hubieran existido, la bombilla y tal vez otros inventos contarían un fin diferente.
En esta historia faltan muchos detalles. Como la fecha exacta del viaje de Edison a Parras y el lugar exacto donde se encendió la bombilla. De ahí que la tradición oral haya distorsionado lo que ocurrió en verdad.
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Y aunque la visita de Edison a Coahuila no está documentada en imágenes ni documentos oficiales, lo más cercano que se tiene como evidencia de la relación entre los Madero y el inventor, es precisamente una fotografía tomada cuando Evaristo ya no vivía.
¿La única prueba?
La Casa de la Cultura de Parras guarda la fotografía en la que aparecen de pie cinco hombres y una mujer.
De izquierda a derecha: Raúl Madero (hermano de Francisco I. Madero), Reese Hutchinson (socio de Edison), Francisco Madero (hijo de Evaristo Madero y padre de Francisco I. Madero), Thomas Edison, Ángela Madero (hermana de Francisco I. Madero) y John O’ Hagan, colaborador de Edison.
Todos portan sombrero al estilo catrín. Destaca el de la mujer por sus alas amplias y largo plumaje en la copa.
Los hombres visten de traje, pantalón formal, camisa, chaleco, saco y zapatos. Algunos usan moño, otros corbata. Mientras todos colocan los brazos a los costados, Edison destaca por llevar su mano izquierda en el bolsillo del pantalón acentuando una pose más casual.
La mujer calza botines que deja ver su vestido con cuello “V” y de manga larga, mismo que tiene bordados en la parte superior.
Captada en los laboratorios de Edison ubicados en West Orange, Nueva Jersey, Estados Unidos, la imagen tiene fecha del martes 16 de mayo de 1916, cinco años después de la muerte de Evaristo Madero.
Ojalá tan clara como esta fotografía estuviera documentada la visita de Edison a Parras, ese momento en el que la bombilla iluminó Latinoamérica. Pero no es así.
Tal vez en su momento al acto no se le dio importancia y nadie lo registró. O si existió información en papel, pudo arder en algún incendio o perderse en la basura. Así lo cree Elvia Morales, cronista del Pueblo Mágico.
Aunque hay una esperanza. Que algún día los documentos aparezcan, que alguien los saque de las sombras, que los liberen del escondite. La correspondencia es otra posibilidad. Es decir, las cartas de antaño que conservan las familias. A esta idea se aferra Roberta Viera, directora de turismo de Parras.
Lo cierto es que sí ocurrió.
Así llegó la luz
Parras fue el primer pueblo en Latinoamérica en encender una bombilla incandescente, pero no el primero en tener energía eléctrica. Al menos en México, según información de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el primer generador eléctrico se colocó en León, Guanajuato prácticamente al mismo tiempo que Edison mejoró la bombilla.
Esto hay que dejarlo bien claro, para evitar un enmarañado mayor, dicen Elvia Morales y el investigador Salvador Hurtado.
Otra de las dudas que no se ha podido aclarar es de cuántas bombillas estamos hablando. La leyenda cuenta que fueron seis, ocho o doce.
Una de las pocas certezas que se tiene es el lugar del encendido. Cualquiera que haya sido la cantidad de bombillas, el sitio que iluminaron fueron las instalaciones de la fábrica textil “La Estrella”.
Si bien este no es un texto sobre la fábrica de mezclilla, hace sentido saber que Evaristo Madero adquirió la compañía en 1870 como pago de una deuda de la dueña de la Hacienda El Rosario. Una década después Edison llegaría a ese sitio.
“La Estrella” dejó de operar en 2012 por problemas laborales. Pero su edificio aún se puede ver en la calle 16 de septiembre, antes bulevar del Rosario, en la Zona Centro de Parras.
La tradición oral cuenta que el encendido de las bombillas reunió al pueblo, que los testigos se asombraron ante aquel artefacto que mantenía la luz resguardada.
Esto era algo muy distinto a lo que estaban acostumbrados a ver con las velas o lámparas que tenían que cargar con aceite. Por eso sorprende aún más que no se conozcan otros documentos o que periódicos de la época hayan narrado el acontecimiento.
Aunque la siguiente idea solo se sostiene como especulación de historiadores, se cree que tras el encendido, lo más seguro es que Evaristo haya quedado cautivado y sí haya adquirido el invento.
¿La mentira más grande de Parras se esconde en un balneario público?
La falta de pruebas y la abundancia de imprecisiones han torcido la historia. Los parrenses, que hoy son casi 45 mil, se aferran a una creencia sobre el nombre del Estanque de la Luz que apunta a ser mentira.
El Estanque de la Luz se presume a los pies de la Iglesia del Santo Madero como un espacio recreativo. El estanque construido con piedra caliza y con tres metros de profundidad en su zona más honda. Está rodeado de nogales y unas albercas para niños que lo complementan como balneario público.
Los lugareños creen que este estanque se llama así porque durante su viaje, Edison realizó ahí pruebas para encender bombillas.
Incluso, esta teoría ha sido retomada en reportajes periodísticos, post de Facebook de amantes de la historia y se ha transmitido como parte de la leyenda. Pero es falso.
“Que Edison instaló una turbina hidráulica con un generador eléctrico y de ahí se surtía electricidad. No es cierto. Edison no instaló nada aquí más que sus bombillas”, sentencia Salvador Hurtado.
Y no es solo una declaración. Basta con revisar las fechas. Recordemos que Edison llegó a Parras en 1880. Voces oficiales, como la cronista de Parras, indican que El Estanque de la Luz comenzó a construirse en 1888 y estuvo listo hasta 1904 bajo el mandato del alcalde Eduardo Lobatón. Después de eso sí fue una planta que generó electricidad.
En un recibo de la Compañía de la Luz Eléctrica de Parras de la Fuente, rescatado por la cronista Elvia Morales, se lee que por el uso de dos focos de luz incandescente, en octubre de 1904 se pagaron 4.50 pesos de la época.
Para darnos una idea, según la equivalencia de moneda, hoy esos 4.50 serían cerca de mil 260 pesos.
Otro hecho que refuerza la falsedad en la teoría de que Edison estuvo en el Estanque de la Luz, es que existieron otros estanques más cercanos a la fábrica “La Estrella”, tales como el de La Hacienda El Rosario o el de Zapata.
Por eso, Roberta Viera supone que si Edison hubiera realizado pruebas, quizá lo hizo en alguno de esos dos estanques.
Pero sin importar las confusiones que han envuelto el viaje de Thomas Alva Edison al pueblo coahuilense, para los parrenses es un orgullo contar a sus visitantes aquella vez en la que sus ancestros conocieron la luz a través de la bombilla.
Mientras no exista alguna otra prueba o documentación que reafirme o desmienta la vez que Parras iluminó a Latinoamérica, la relación que Edison y los Madero sostuvieron, seguirá siendo uno de los muchos estandartes de los que puede presumir este lugar que apenas en 2004 fue reconocido como Pueblo Mágico.
*Con información de Elvia Morales, Salvador Hurtado y Roberta Viera.