‘La serenata que sigue sin llegar’: madre coahuilense sigue buscando a su hijo desaparecido

Durante la madrugada del 10 de mayo, Lourdes llora. Se desvela esperando que en la puerta de su casa suene un mariachi, un trío o una bocina con “Las Mañanitas”, pero prevalece el silencio. En contraste, en casas ajenas donde no tienen un hijo desaparecido, se celebra el Día de las Madres.

Esa fecha, al igual que muchas otras en su vida, se ha vuelto un tormento desde el 29 de agosto de 2009, día en que Brandon, su hijo menor, desapareció. Catorce años después, ella sigue buscándolo, esperando que algún día la sorprenda con una serenata.

La violencia le robó parte de su vida y la impunidad le ha arrebatado la tranquilidad, pero nada en este tiempo le ha arrebatado la esperanza. Se ha convertido en una guerrera, en una luchadora incansable.

Sin embargo, no siempre fue así. Recuerda que cuando su hijo, esposo y dos de sus cuñados desaparecieron, tuvo miedo. No sabía qué hacer, ni a dónde ir, ni a quién preguntar.

Así, con temor e incertidumbre, comenzó su travesía por comisarías, fiscalías y hospitales. Recorrió calles, ciudades, estados y el país entero, exigiendo respuestas y justicia, gritando “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.

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En su camino se encontró con otras madres que tampoco celebraban el 10 de mayo por tener un hijo desaparecido. Decidieron unirse para formar FUNDEC (Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila) y comenzaron las labores de búsqueda de 21 personas. Con el paso de los años, esta cifra ha ido en aumento, ya que desde 2006 hasta la fecha, solo en Coahuila, se tienen registradas 2,400 personas desaparecidas.

Pero lo que las autoridades no han logrado comprender es que no se trata solo de una cifra, sino de personas, de niños como Brandon, que en su inocencia, en el último 10 de mayo que pasó con su madre en aquel lejano 2009, le regaló un cielo que Lourdes recuerda como azul profundo.

Sin embargo, desde su desaparición, ese cielo se ha vuelto gris. Una nube de incertidumbre ha crecido durante 14 años y no ha permitido ver la luz del sol.

Por eso sueña con el día en que su hijo regrese, convertido en un hombre, y la abrace, le cante una canción acompañado de un mariachi, un trío o una bocina, y le regale el cielo una vez más.

Porque si algo le prometió a su hijo, con el cielo y Dios como testigos, es que lo seguirá buscando hasta encontrarlo. Tiene claro que su búsqueda es lo más importante, a pesar de las enfermedades que pueda sufrir y el miedo que pueda sentir. Sabe que Brandon la necesita y que tiene que seguir adelante.

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Así que un año más, en lugar de las Mañanitas por el Día de las Madres, escuchará “De tanto soñar” de Diego Verdaguer, que se ha convertido en su himno desde la desaparición de su hijo.

“Uno de estos días, a la vuelta de cualquier esquina, me voy a encontrar contigo, te voy a reconocer por tu sonrisa de pajarito, por tu mirada de chispitas, pero -por sobre todas las cosas- porque siempre supiste la palabra secreta que hace que los árboles florezcan en pleno invierno.

“Ese día la magia va a hacer que el nunca se transforme en ahora, en mañana, en siempre...”.