Peluquería con más prestigio de Saltillo se resiste a desaparecer
La que un día fue una de las academias más importantes y prestigiosas de peluquería en Saltillo, Sassoom de París, hoy sobrevive con algunos clientes.
Se resiste a cerrar sus puertas y abonar a la extinción del antiguo oficio de cortar barbas, patillas y puntas y renunciar a sus peines, máquinas y motas.
En sus mejores tiempos, cuenta don Juan Farías, “éramos varias sucursales y la mejor academia de enseñanza en la ciudad, semillero de muchos peluqueros que dedicaron la vida entera al oficio.
“Los clientes esperaban hasta cuatro horas por un corte, elegían de entre cientos de imágenes el mejor look para su cabello”, recuerda don Juan.
El encargado de una sucursal de Sassoom de París ha dedicado 50 de sus 60 y tantos años a la peluquería, aprendiendo cada una de las técnicas de corte y teñido en diversos diplomados de la misma academia.
“A mí me enseñó un hermano mayor, a mí y a otros 5 hermanos, pero solo un par nos dedicamos a esto. El negocio creció y abrimos varias sucursales”, expresó el peluquero.
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“Por eso he ido aprendiendo de todo —agrega—, pues los cortes al igual que estilos fueron transformándose, desde el corte de ‘Benito Juárez’ hasta los más sofisticados.
“Hoy presumo que puedo cortar todo tipo de cabello y el modelo que elijan, pero son solo los clientes de mucho tiempo atrás quienes continúan viniendo, sobre todo caballeros de la tercera edad y un par de madres con sus hijos más pequeños.
Estos negocios se extinguen frente a estéticas e innovadoras barberías, aunque es un oficio que se resiste a morir, aseguran peluqueros, pues mientras sus tijeras en mano se los permitan, continuarán.
“Es mi oficio de toda la vida, ni siquiera en la pandemia pensé en dejarlo, sino esperar paciente a que esto pasara para continuar; también pensamos en reactivar la academia, pero ya hay cursos que permiten a los jóvenes aprender en otros sitios”, expresó don Juan.
Frente a los espejos rodeados de peines, gel, spray, máquinas de cabello y pompones con talco, el peluquero recuerda sin nostalgia sus mejores tiempos, pues considera que si los tiempos cambian es para mejorar y desea éxito a las nuevas generaciones.
“Finalmente, todos tuvimos un comienzo y tendremos también un final, pero lo más importante es dedicarnos a lo que nos gusta con entusiasmo y dedicación”, expresó.
“Somos pocos los que quedamos, pero qué bueno que haya jóvenes interesados en esto”, agregó.
En el recorrido por algunos de estos negocios que sobreviven en la zona centro, anunciados por los cilindros tricolores, donde sus pioneros ya fallecieron, quedando a cargo del negocio algún hijo o hija, con apenas unos años de experiencia o tomando dicho oficio como un segundo empleo.