‘Posadas y época navideña se han desvirtuado con fiestas y alcohol’, dice sacerdote de Saltillo

A la Iglesia Católica le preocupa cómo se ha desvirtuado el sentido religioso de las posadas, que lejos de recordar el peregrinar de la Sagrada Familia, se han convertido en ocasión de fiestas y borracheras, mientras que la Navidad se ha mercantilizado y el compartir regalos sustituye el compartir el amor, los sentimientos y la fraternidad.

“Es lo que ordinariamente se hace en esta sociedad, pero tenemos que buscar no caer en el mundo del materialismo, que no alcanza a ver lo profundo que alcanza una posada”, señaló el sacerdote José Ignacio Flores Ramos, párroco de la Iglesia del Ojo de Agua en Saltillo.

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“Por ejemplo, cuando hablan del Maratón Guadalupe Reyes, lejos de darme risa, digo ‘¡ah, caray! Ese no es el verdadero sentido. Cuando hablamos de Guadalupe Reyes, estamos hablando de la fiesta de la Virgen de Guadalupe, hasta la fiesta de Reyes. La Navidad son tiempos de estar en familia y ¡qué bueno que hace frío! Para que no anden tingo-li-lingo las personas, que digan voy a estar en mi casa, con mis hijos, con mi esposa y van a tener oportunidad de convivir más tiempo”, agrega.

Añadió que se respeta la decisión de cómo gasta el dinero cada quién, pero hay que cuidar el aguinaldo, son un peligro los gastos en Navidad porque luego se descuidan otras cosas prioritarias para el bienestar familiar.

“Tenemos que retornar a las raíces”, indicó, al señalar que en barrios como el Ojo de Agua y la Bellavista las posadas se viven como era en sus orígenes, una celebración religiosa que las personas guardan en su memoria y se transmite de generación en generación, en los niños y jóvenes.

En las posadas tradicionales se recorren calles, las familias apadrinan los bolos y los refrigerios, se reza el rosario, se cantan letanías, se pide posada en las casas y se quiebra la piñata, lo que se debería difundir y visibilizar para que las personas, aparte de las fiestas que tienen en sus centros de trabajo y en las escuelas, se den la oportunidad de hacer una posada como en años pasados.

Por otra parte, el sacerdote señaló que para las instituciones y los adultos ha sido muy difícil acercarse al lenguaje de los jóvenes, a lo que viven y padecen y se da un distanciamiento, que pareciera están en competencia.

“Nunca me han gustado los comentarios de los adultos cuando empezamos a decir ‘es que nuestros tiempos eran mejores, es que nosotros nos portábamos bien y había más valores’. Lo único que estamos haciendo es abrir esa brecha generacional, tenemos que aprender a dialogar, amar a los jóvenes para que ellos amen el mundo adulto”, recomendó.

“Todos quisiéramos saber por dónde llegar a ellos, si lo estamos haciendo desde nuestro punto de vista adulto, vertical, de arriba hacia abajo, no lo vamos a lograr”, lamentó.

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Se ha estigmatizado a colonias como Bellavista y Ojo de Agua, si bien ha habido conflictos, no se deben estigmatizar, pues han aportado mucho a la ciudad, lejos de pensar solamente en cosas negativas. Es verdad que preocupan los problemas sociales que enfrentan, por eso el interés en buscar “darle al clavo” para acercarse a los jóvenes en vez de alejarse, indicó.

“Ya de por sí cualquier institución para ellos es rechazarla y si se trata de la Iglesia con mayor razón, y si llegamos con estigmas, señalamientos y empezar a excluirlos, peor”, finalizó.