Saltillo: disfrazan con clubes ‘venta’ de mariguana en tiendas Paradise
Hasta hace unos días era imposible, pero hoy ocurre cotidianamente en Saltillo: acudir a una tienda, instalada en una plaza comercial, y salir de allí con un frasco -o un empaque- de mariguana
Desde hace un par de semanas es posible “adquirir legalmente”, en algunas plazas comerciales de Saltillo, mariguana en distintas presentaciones: desde “piñitas” infusionadas hasta cogollos para forjarse un cigarro, pasando por un más o menos largo etcétera que incluye galletas, wax, gomitas, gotas y porros preforjados, todo ello en distintas presentaciones.
Para concretar la “adquisición” solamente hace falta mostrar la credencial de elector -o el pasaporte-, y estampar una serie de firmas, acompañadas de la huella digital, en diversos documentos que, quien atiende detrás del mostrador, proporciona tras advertir que no puede proporcionar ninguna información -sobre los productos a base de mariguana- a menos que te “afilies”.
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Los hechos ocurren en uno de los locales que ocupa la firma “Paradise”, empresa que tiene como socio al ex presidente Vicente Fox, cuya puerta de acceso exhibe un cartel que reza: “Propiedad privada. Acceso solo a miembros”. Para ingresar es necesario tocar un timbre y esperar a que te abran. El número máximo de personas que pueden acceder al mismo tiempo al local, nos explicarán más tarde, es de cuatro.
UNA ‘VENTA’... ¿QUE NO ES VENTA?
Técnicamente, o al menos eso intentan justificar los documentos que se firman, así como el lenguaje usado por la dependienta, el “Club” no es un expendio de mariguana sino un espacio donde, quienes desean consumir esta planta con fines lúdicos, “obtienen” cierta cantidad de los productos disponibles a cambio de una “cuota de membresía”.
De hecho, los envases y empaques que contienen los productos llevan impresa una leyenda que no deja lugar a dudas: “Este producto no es para venta. Este producto es solo para miembros de la Asociación Desarrollo Económico del Cannabis A.C”. Pero cada cosa tiene su “precio”: 100 pesos por una gomita, 300 por un porro preforjado y hasta cinco mil por un frasco de una onza (28.3 gramos) de los cogollos de la línea “premium”.
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Y aunque la “cuota de membresía” se menciona en uno de los documentos que te dan a firmar, su monto y la periodicidad con la que debe pagarse no se especifica en ninguna parte, aunque sí se precisa que los “socios” no podrán “retirar” de las instalaciones del Club más de dos onzas a la semana.
A contrapelo de lo señalado en el documento, la dependienta afirma que no existe límite alguno y podemos vaciar el anaquel si pagamos por el producto.
Advierte, sin embargo, que la posesión y transporte de la mercancía, una vez saliendo del local, se hace “bajo tu propio riesgo” y no tiene ninguna duda al responder a la pregunta de por qué eso es así: “porque es ilegal”.
CERO EVIDENCIA
El “pago” de los productos puede hacerse en efectivo o mediante una tarjeta bancaria, pero no te entregan ningún recibo. Tampoco existe un menú o una lista de precios a la vista. Los “clientes” deben confiar en la memoria de la dependienta que te indica cuánto cuesta cada cosa.
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No te entregan copia de ninguno de los documentos en que se estampa la firma y la huella digital y en los cuales, aún cuando existen espacios para el nombre y otros datos personales, se pide que los dejes en blanco. La única excepción es la “solicitud de ingreso” al Club en la cual debe consignarse un número telefónico y un correo electrónico.
La petición de tomarle foto a los documentos también es denegada, aunque la dependienta es enfática en decirte que debes leerlos primero y en ningún momento te apresura o sugiere que los firmes sin leer. Si la memoria no falla, además de la “solicitud de ingreso”, se firma una copia del reglamento del Club, una solicitud para que la Cofepris te extienda el permiso para consumir cannabis y el machote de un amparo en contra de la negativa de la Cofepris para autorizarte el consumo de la mariguana.
Pese a todo, al final, has ingresado a un “club” cuyo nombre, reglas de pertenencia y beneficios no quedan claros. Lo único cierto es que ahora puedes hacer algo que, hasta hace unos días, era imposible en Saltillo: “comprar” mariguana en un local comercial, a plena luz del día y a la vista de todos.