Formarse en la unifila del IMSS en Coahuila, un riesgo de contagio
Personas con todo tipo de malestares esperan turno
Un dolor de estómago, malestar muscular o cualquier otro padecimiento que no requiere ser atendido de urgencia, puede convertirse en un martirio si se acude al IMSS en la pandemia.
Durante la noche mi hija de 2 años tuvo molestia abdominal y vómito, en la mañana fuimos a la Unidad Médica Familiar #89 del IMSS en el Centro Metropolitano, donde estamos registrados.
Eran las 09:00 horas, al llegar vimos 4 filas: para aplicar la vacuna de la influenza, entrar a la farmacia, tramitar incapacidades y la unifila.
A la encargada de dar los accesos le expliqué el estado de mi hija, cuando supo que no tenía cita me dijo que esperara en la unifila.
“Claro que no tengo cita programada, cómo sabría que mi hija se enfermaría”, pensé. Pero con el recurso económico limitado como para llevarla a un particular no tuvimos más opción.
Conté 35 personas formadas, algunas bajo el sol, otras recargadas en la pared aferrándose a la sombra.
Cada cierto tiempo, quizá 20 minutos, una enfermera pasó para aplicar gel y llamó la atención a los que tenían mal puesto el cubrebocas.
La señora detrás de mí le preguntó cuánto tardarían en meterlos, la respuesta fue que no sabía. Así pasó una hora, con mi niña en brazos.
En ese tiempo nadie entró, pero de pronto dieron algunos accesos. Les preguntaron el motivo de la visita, les retiraron la cartilla, tomaron la temperatura, les dieron gel y les asignaron consultorio. La enfermera regresó tras 20 minutos, cuestionó a la señora y como le dolía la garganta le negaron la entrada por tener síntoma de COVID-19.
Finalmente entré, el doctor revisó a la niña y le diagnosticó infección estomacal. De ahí a la farmacia, otra fila de 20 personas esperando bajo el sol. Luego de casi dos horas y media me pude ir a casa.