Jesús Laureano, el rescatista de mascotas que patrulla Saltillo con dron y cámara corporal
Cuando Jesús Alberto Laureano Ibarra salió a buscar a la perrita de su hija, jamás imaginó que esa búsqueda lo llevaría a convertirse en el único rescatista independiente de mascotas extraviadas en Saltillo. Hoy, con 58 años, patrulla las calles de la ciudad equipado con una cámara corporal, un dron y un profundo sentido de compromiso con los animales y sus dueños.
La historia comenzó el 2 de febrero de este año, cuando la perrita de su hija escapó de casa. “Empecé a buscarla y me fui encontrando muchos perros perdidos en el camino. Les dejaba comida, agua, tomaba fotos y las subía a redes. Algunos resultaban tener dueño”, cuenta Jesús. Pero él nunca dejó de buscarla. “Me decían que no la iba a encontrar, pero yo sabía que sí. Y prometí que, si la encontraba, me dedicaría a ayudar a otros”.
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Dos meses después, cumplió su promesa. La encontró en lo alto de un cerro, retenida por personas en situación de adicción. “Fuimos con mi yerno, llevábamos una cámara corporal porque sabíamos que era peligroso. Al final, la rescatamos y salimos corriendo”. Fue ese momento el que selló su destino como rescatista.
Desde entonces, ha recuperado al menos 12 mascotas. Todo lo hace de forma altruista. No cobra por sus servicios, ni siquiera acepta dinero para gasolina. “Hay quienes me piden un número de cuenta para apoyarme, pero yo les digo que no, que lo hago porque me gusta, porque me llena”.
A pesar de no tener formación veterinaria, Jesús se ha preparado. Tomó un curso en línea sobre maltrato animal y técnicas de búsqueda, impartido por el Colegio de Estudios Multidisciplinarios en el Estado de México. “Es como ser un investigador privado: saber cómo, dónde y cuándo buscar”.
Su método es meticuloso. Se mueve por colonias con imanes en su camioneta, imprime fotos de las mascotas perdidas y las muestra a los vecinos. Si alguien le da una pista, él va, toma fotos del animal sin acercarse —para evitar que huya— y se las manda al dueño. “Una vez me acerqué a un perro y corrió. Desde entonces, mejor dejo comida y agua, y me alejo”.
Jesús también utiliza el dron para explorar zonas amplias y peligrosas, como canales y lotes baldíos. “He encontrado perros escondidos, haciendo ruido suave por la noche, cuando todo está tranquilo. Es más fácil que ellos respondan”, explica.
El momento más gratificante, dice, es cuando una familia se reúne con su mascota. “He visto cómo lloran, cómo lo abrazan. Eso vale todo. Esa emoción no tiene precio”.
Su labor ha comenzado a ser reconocida por los saltillenses, quienes lo contactan diariamente a través de redes sociales. “Ya muchos me ubican, ven la camioneta y saben quién soy. Incluso la policía me ha detenido antes por andar en terrenos baldíos, pero ahora ya saben que soy ‘el señor de los perros’”.
A pesar de las dificultades, Jesús no piensa detenerse. Dice que su único interés es que la gente cuide a sus mascotas y que pierda el miedo a reportarlas como extraviadas. “Muchos no lo hacen por temor a extorsiones. Yo trabajo todo por inbox, nunca por llamadas, y sólo pido un teléfono cuando ya tengo ubicado al animal”.
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Antes de despedirse, comparte un mensaje para quienes han perdido a sus perros: “Nunca se rindan. Tarde o temprano lo vamos a encontrar”.
Y con esa convicción, Jesús Laureano sigue recorriendo las calles de Saltillo, transformando el dolor de la pérdida en reencuentros que conmueven hasta al más escéptico.
