Jovencita de 18 años, víctima de intento de secuestro y acoso, abandona sus estudios en Saltillo por temor a un nuevo ataque

Saltillo
/ 11 febrero 2020

Con la voz entrecortada relata lo duro que fue tomar esta decisión. El miedo y la angustia la persiguen desde aquel jueves

El pasado jueves 6 de febrero alrededor de las 14:00 horas, Lorena, una estudiante de 18 años, fue víctima de un intento de secuestro y acoso sexual a bordo de una unidad del transporte urbano en Saltillo, por un hombre de aproximadamente 50 años.

Ese día, la víctima de manera anónima decidió compartir su amarga experiencia en las redes sociales de algunos colectivos feministas para advertir a otras mujeres sobre un posible modus operandi.

En cuestión de horas su caso se hizo viral, las muestras de apoyo hacía la joven no se hicieron esperar, así como el reconocimiento de la comunidad feminista que destacó su valor para librar la situación y ponerse a salvo.

A cuatro días de miedo e incertidumbre, Lorena, la estudiante de Licenciatura en Diseño de Modas en una universidad al norte de la ciudad, decidió abandonar su carrea para regresar a seno familiar en Parras de la Fuente, por temor a sufrir un nuevo ataque.

Con la voz entrecortada relata lo duro que fue tomar esta decisión. El miedo y la angustia la persiguen desde aquel jueves. “Cuando llegué aquí a la casa pensé que ya había sido todo y que se me iba a pasar el susto, pero no sabia qué hacer. Soy primeriza en estas cosas, acabo de cumplir los 18 años, y realmente nunca creí que me fuera a pasar una situación así”, relata.

“A partir de esto ya no me siento segura. Voy a ponerle pausa por un momento a mis estudios, tengo episodios de estrés postraumáticos después de un evento que tuve anteriormente, también con un hombre, entonces quiero ponerle mucha atención a mi salud mental y a mi salud física”, agrega.

Para Lorena parte de su recuperación emocional consiste, además de terapias, en denunciar mediáticamente las situaciones de violencia que enfrentan día a día las mujeres, sin embargo, ella forma parte de los cientos de víctimas que prefieren no denunciar estas situaciones de manera formal por miedo a represalias y a la lentitud con que las dependencias atienden estos casos.

CAPACITAR A CHOFERES

Por lo que pide a las autoridades estatales y municipales que actúen en consecuencia para que las mujeres puedan sentirse seguras en espacios públicos y el transporte urbano. Asegura que la capacitación actual de los choferes no basta, pues el conductor de ese día no se percató en ningún momento que ella estaba en peligro.

“Se necesita mucha seguridad, había visto que muy pocas combis tienen cámaras; al hacer yo una denuncia formal podrían abrir las cámaras y pedir las pruebas con las que posiblemente podrían dar con el hombre, porque en el video saldría su cara, pero la combi donde yo iba no traía cámara y quién sabe si las que llevan, sirvan”, señala.

Hoy Lorena está en casa a la espera de que el tiempo cure sus traumas y con la esperanza de no ser culpada por ser un victima más de la violencia de género que actualmente enfrentan las féminas.

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