‘La Invocación de los Muertos es Contraria a la Fe’: Diócesis de Saltillo

Saltillo
/ 31 octubre 2025

En redes sociales, la institución católica mencionó que la conmemoración se centra en la oración por las almas del Purgatorio, no en su 'regreso temporal'

La Diócesis de Saltillo ha utilizado sus redes sociales para difundir un mensaje de reflexión dirigido a los fieles sobre el correcto modo de vivir el “Día de Muertos” de acuerdo con la doctrina de la Iglesia Católica, estableciendo una clara diferencia con las costumbres populares.

La publicación busca corregir malentendidos en torno a las celebraciones del 1 de noviembre, Solemnidad de Todos los Santos, y del 2 de noviembre, Conmemoración de los Fieles Difuntos, enfatizando la visión cristiana de la vida eterna.

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El fundamento teológico es claro: la muerte no es el final, ya que “Jesucristo vino a vencer la muerte y abrirnos las puertas de la vida eterna”. El mensaje citó el Evangelio: “Yo soy la Resurrección y la Vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá” (Juan 11,25).

Enfatizando esta visión, la Diócesis subraya que la muerte es un “paso a la eternidad, no un regreso temporal”.

Una vez que el alma parte, se presenta ante Dios para el Juicio Particular, pues está establecido que “los hombres mueran una sola vez, y luego el juicio” (Hebreos 9,27).

Por lo anterior, se precisa que “NO regresan a convivir con nosotros” y “NO deambulan por las casas”, una postura que el Catecismo de la Iglesia Católica ratifica: “Después de la muerte, cada uno recibe en su alma inmortal su retribución eterna”.

El 1 de noviembre, la Iglesia celebra a las almas que están ya en el cielo, incluyendo a “Los santos conocidos y los santos anónimos” que murieron “en gracia de Dios”, siendo un “día de victoria, de cielo, de esperanza”.

La jornada del 2 de noviembre se centra en la Conmemoración de los Fieles Difuntos, un día en que “la Iglesia ora por las almas del Purgatorio”.

Este acto se considera una Obra de Misericordia Espiritual, pues “el amor no se rompe con la muerte”.

Asimismo, la Diócesis citó las Sagradas Escrituras para respaldar la práctica de la oración: “Santo y provechoso es orar por los muertos para que sean liberados de sus pecados” (Macabeos 12,45). Por ello, el día es dedicado al silencio, la gratitud y la esperanza, no a la fiesta.

En cuanto al tradicional Altar de Muertos, la comunicación eclesiástica asevera de forma tajante que “NO pertenece a la fe cristiana ni a la tradición apostólica”, ya que mezcla el deseo cristiano con “Costumbres indígenas precristianas (ofrendas para los espíritus)”.

Se advierte que esta práctica “contradice la fe católica” al asumir que los difuntos regresan, lo cual vulnera el principio de que “La Iglesia prohíbe invocar, llamar o dialogar con espíritus”, siendo la “invocación de los muertos es contraria a la fe” (CIC 2116-2117).

Finalmente, se indica que el altar católico debe ser un “espacio de oración, no un espacio de ofrendas”. Los elementos apropiados son el crucifijo, una imagen de la Virgen, la Biblia abierta, el Rosario y una vela bendecida, “espacio de oración, no un espacio de ofrendas”.

Esto con el único fin de dar “paso a la eternidad, no un regreso temporal”. Recordar a los seres queridos “rezando por su alma”.

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Ha realizado reportajes para empresas nacionales e internacionales en diversas plataformas multimedia como Univisión, TV Azteca y Televisa. Generador de contenido en temas locales y estatales diversos; investigador de historias urbanas y de vida. Ganador de múltiples premios estatales de periodismo, así como de la Universidad Autónoma de Coahuila. Egresado de la Universidad Americana del Noreste.

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