Saltillo ‘embrujado’: las historias de los espíritus que aún caminan por la ciudad
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El historiador Carlos Recio recuerda leyendas que la capital coahuilense guarda en sus edificios más antiguos, donde los celos, la tragedia y la furia del pasado aún se manifiestan en vísperas de la Noche de Brujas
A pocos días de Halloween, las centenarias calles de Saltillo se transforman en un escenario donde los relatos del pasado desafían el tiempo y parecen cobrar vida. Entre fachadas coloniales y callejones empedrados, historias de misterio y tragedia esperan a quienes se animan a escuchar.
En entrevista con VANGUARDIA, el historiador coahuilense Carlos Recio recuerda algunas de estas historias y nos comparte leyendas que revelan un pasado sombrío oculto en la arquitectura virreinal de la ciudad.
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En el corazón de la urbe, se encuentra la célebre Casa de los Espantos, un edificio construido en 1627. Su fama se debe a un trágico relato de pasión y celos: un hombre adinerado, considerablemente mayor que su esposa, malinterpretó una conversación privada de ella con un amigo.
La reacción fue devastadora: según relata Recio, el hombre asesinó a ambos y los emparedó, y desde entonces, se dice que el espíritu de la mujer deambula por el segundo piso y la planta baja del edificio, atrapada entre las paredes que presenciaron su tragedia. De él no se supo nada más.
EL ESPÍRITU DE UN NIÑO
Otro de los espectros más conocidos en la ciudad es “Juanito”, un niño que ronda el edificio de la actual Facultad de Ciencias Sociales. Se dice que murió a principios del siglo XX, a los 7 u 8 años, asfixiado por un objeto.
Estudiantes y personal aseguran haberlo visto y escuchado, y algunos relatos incluso hablan de travesuras: canicas que caen desde el segundo piso cuando alguien está solo en el patio, como si el pequeño espectro siguiera jugando entre los vivos.
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Maestros y personal de guardia refieren que en el lugar ven una sombra pequeña corriendo de prisa, una pelota que rebota, puertas que se abren por sí solas y focos que se apagan sin razón alguna. Situación que ven normalizada y que ya no es motivo de sorpresa.
Quienes lo han visto mencionan que el niño trae un ropaje de cierta elegancia, que pareciera vestido de marinero o como para una Primera Comunión.
HABITAN ENTRE NOSOTROS
No todos los fantasmas de Saltillo habitan estructuras físicas. El historiador recuerda la historia del arriero Juan Valdés, quien en 1870 presenció la visión de un hombre ahorcado y de una mujer con un gesto aterrador en las ruinas de una casa que ya no existe.
De manera similar, se cuenta que un anciano en la calle General Cepeda, presuntamente dueño y constructor original de una vivienda demolida, regresaba molesto al sitio de su antiguo hogar, demostrando que incluso en la muerte los espectros pueden mantener emociones humanas.
La última parada es la Casa de Santos Rojo, cerca de la Capilla del Santo Cristo, donde ha sido capturada una fotografía que muestra a una mujer con un “rostro de cera” y vestimenta del siglo XIX.
Este edificio también guarda historias históricas: en 1914, Pancho Villa ocupó la casa para sus Dorados y organizó un baile que, en un gesto inusual, permitió que los vecinos observaran la celebración desde la plaza. Aquí, la leyenda y la historia se entrelazan en las paredes centenarias, testigos de vidas y secretos que el tiempo no ha logrado borrar.