Miedo, adrenalina y dopamina: especialista de Saltillo habla de Halloween, el miedo y su disfrute
COMPARTIR
Psicóloga de la UAdeC explica la descarga de energía que genera placer al distinguir la fantasía de la realidad
Halloween se ha consolidado como una de las celebraciones más populares del año. Pero, ¿qué motiva a la gente a buscar activamente situaciones de miedo y susto? Berenice de la Peña, coordinadora del área psicológica del Tribunal Universitario de la UAdeC, explica el fenómeno desde la neurociencia.
De la Peña señaló que esta celebración funciona como un recordatorio simbólico de la dualidad humana y la seguridad cíclica de la vida. “Halloween viene a ser una fecha representativa y simbólica en donde nos recuerda que el bien y el mal existe,” comentó.
TE PUEDE INTERESAR: El origen siniestro de la calabaza de Halloween
La especialista añadió que la experiencia del susto, aunque nos recuerda la “parte vulnerable”, es temporal. “Volvemos a un momento de seguridad,” explica, porque “el tiempo termina, porque el día acaba”.
A nivel biológico, la sensación de miedo es un activador poderoso del sistema nervioso. El susto controlado activa el sistema nervioso simpático, lo que desata una respuesta placentera.
La adrenalina liberada en este proceso es clave. El miedo activa este sistema, lo que provoca “que el corazón lata más rápido, que la adrenalina suba y recordamos que la adrenalina se disfruta.”
De hecho, esta activación genera un efecto de descarga. “Esta activación, haz de cuenta que va a descargar una energía parecida a la que sentimos cuando hacemos deporte o cuando estamos en un juego extremo, como en la feria en una montaña rusa.”
La clave de que este miedo sea divertido radica en saber que la amenaza es irreal. Se puede disfrutar del susto “sabiendo que no hay en sí una amenaza real,” pues el peligro es aparente y “no es algo real, sino que es algo ficticio.”
Este mismo mecanismo explica la fascinación por las películas de terror. En este tipo de estímulos “se va buscando la liberación de la dopamina, o sea, esa descarga de dopamina de adrenalina que nos genera placer.”
Respecto a la salud mental, la experta advirtió que el problema surge cuando se cruza la línea de la fantasía a la agresión. El terror puede ser nocivo “o cuando el terror, o sea, la diversión a través del terror se convierte ya en una situación de humillación o de violencia.”
Por ello, la recomendación principal es el diálogo, especialmente con los menores. Es fundamental “ayudarles a distinguir la fantasía de la realidad” y que no sea un “escenario para generar violencia, sino que sobre todo sea un escenario en donde se pueda vivir la diversión.”