Saltillo: Recinto de Juárez sigue a la espera de restauración
A pesar de varios años de espera, el Recinto de Juárez en Saltillo sigue sin recibir las reparaciones necesarias, como la restauración de los techos que han comenzado a colapsar. Aunque existen al menos tres solicitudes de intervención ante el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Coahuila, estas no han podido ser ejecutadas, presuntamente por falta de recursos.
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Cabe recordar que esta edificación, ubicada en la esquina de las calles Benito Juárez y Nicolás Bravo, en el centro de la ciudad, tiene un valor cultural significativo tanto para Saltillo como para el estado.
Su construcción data de 1653, incluso antes de la edificación de la Catedral de Saltillo, y la casona fue habitada por el presidente Benito Juárez en 1864, durante la segunda intervención francesa en México. Hoy en día, el recinto alberga al Colegio Coahuilense de Investigaciones Históricas.
Según notas periodísticas consultadas por VANGUARDIA , desde 2020 se mencionaba la posibilidad de reparar el recinto, y más tarde, en 2023, el entonces alcalde de Saltillo, José María Fraustro Siller, se comprometió a restaurar la casona como parte del proyecto para “dar realce al Paseo Capital”; sin embargo, desde ese momento no ha habido más información sobre los avances en el tema.
Al respecto, Francisco Aguilar, delegado del INAH en el estado, comentó que hace aproximadamente cuatro años se solicitó un dictamen estructural para el inmueble por parte del Colegio Coahuilense de Investigaciones Históricas.
Al realizar la inspección, encontraron que el edificio presentaba grietas, sobre todo en las arcadas, donde actualmente se encuentra instalado el apuntalamiento, medida que se tomó después de la pandemia de COVID-19, para evitar el colapso de los techos.
El Recinto de Juárez pertenece a la Secretaría de Educación, y desde el INAH han realizado levantamientos y minutas sobre el inmueble en colaboración con esta dependencia, aunque hasta el momento no se ha llevado a cabo la restauración.
Aguilar también destacó que el edificio ha sufrido modificaciones a lo largo de los años. Se le han colocado láminas de asfalto en algunas áreas, lo que resulta perjudicial para este tipo de construcciones. Además, se colocaron diversas piezas de concreto que no son compatibles con la arquitectura tradicional de estos inmuebles, como el adobe o el ladrillo de milpa, materiales típicos de la arquitectura de tierra.
Por su parte, VANGUARDIA intentó ponerse en contacto con la Secretaría de Educación para obtener más detalles sobre el tema, pero al cierre de esta nota no se obtuvo respuesta.
