Saltillo: San Lorenzo es un laboratorio vivo, alemán impulsa guía de flora, fauna y geología
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Stefan Cramer afirma que la protección del Cañón es clave para asegurar el agua de la ciudad. Pide reforzar la educación ambiental para visitantes que llegan sin guía
El geólogo alemán Stefan Cramer llamó a la ciudadanía de Saltillo a identificarse con el Cañón de San Lorenzo y a protegerlo, al destacar su importancia en los servicios ambientales que provee, particularmente en el abasto de agua.
“Cuidar el Cañón es cuidar a mi familia, a mi casa, a mi existencia, a mi economía. Saltillo es una ciudad industrial que consume cada vez más agua. ¿Y de dónde viene el agua? De la montaña. Si no protegemos la montaña, tampoco podemos crecer en industrias”, expresó en entrevista para VANGUARDIA.
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Cramer explicó que se requiere una campaña de sensibilización más amplia y propuso la frase “Yo soy el Cañón”, con la idea de que la población se identifique con este espacio natural y fomente su conservación.
El científico ha trabajado durante las últimas dos semanas en el sitio como parte del Senior Expert Service (SES), una organización alemana de profesionistas jubilados que colaboran de manera voluntaria con instituciones de todo el mundo para realizar capacitaciones.
Esta es la tercera misión del SES en Saltillo, específicamente en el Cañón de San Lorenzo.
Este lunes 17 de noviembre, el Cañón de San Lorenzo recibió la visita de Cristina Zametzer, jefa de la Misión Adjunta de la Embajada de Alemania en México. La visita se realizó en el marco de la misión número mil del SES en México, desde que comenzó a colaborar en el país en 1984.
Zametzer fue recibida por Alejandro Arizpe, presidente del Consejo de Conservación San Lorenzo A.C.; Mariana Leal, directora de la misma asociación; Sergio Marines, director de Profauna; Volker Lehr, representante del SES en México; y Tatiana Pererva, directora de proyectos del SES en América Latina.
Cramer señaló que, aunque su misión original era elaborar una guía de flora y fauna para los visitantes, decidió integrar también la “maravilla geológica” del lugar.
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“Lo que aún falta en el Cañón es una buena interpretación ambiental, que se logra con senderos guiados y educación. Mucha gente llega sin guía ni preparación y necesitan entender qué plantas ven, qué capacidades tienen o qué funciones cumplen”, explicó.
Al recorrer el sitio, dijo, descubrió que se trata también de un espacio geológico excepcional.
“Ya hablé con el equipo del Cañón sobre sus maravillas, como la cantera en la entrada, que podría funcionar como un laboratorio geológico para niños, donde se explique cómo se formaron las montañas, por qué hay ciertos tipos de piedra y qué se puede aprender de ellas”, añadió.