Torreón: ‘Nos dirigimos a un suicidio colectivo si no reducimos emisiones’: Dávila Flores
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Economista señala que el agotamiento de combustibles fósiles impondrá límites reales a la economía global, insiste en acelerar la descarbonización para evitar daños irreversibles
TORREÓN, COAH.- La humanidad enfrenta “el fin de una era” marcada por la abundancia de energía y recursos naturales que durante poco más de un siglo se consumieron a un ritmo acelerado, alterando el equilibrio del planeta.
Así lo advirtió el economista Alejandro Dávila Flores, del Centro de Investigaciones Socioeconómicas (CISE) de la Universidad Autónoma de Coahuila, al analizar la actual crisis energética global.
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Dávila Flores explicó que las crecientes limitaciones para obtener combustibles fósiles y otros insumos impondrán “restricciones físicas a nuestra capacidad de producir bienes y servicios”, escenario que ya impulsa una reconfiguración geopolítica y un aumento en la volatilidad internacional.
El especialista participó en el ensayo México: Transición Energética en Vilo, incluido en el libro México: ¿la gran transformación?, que se presenta este viernes en Torreón y en el que también colaboran Ylsel Gutiérrez, Reynier Rodríguez y Miriam Valdés.
Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), los combustibles fósiles —que aportaron cerca del 80 por ciento de la energía primaria mundial en 2023— alcanzarán su máximo de producción antes del 2030. Para 2050, su oferta podría caer 17.6 por ciento en un escenario tendencial, o desplomarse 83.2 por ciento si el mundo busca cumplir la meta de neutralidad de carbono.
“De no reducir rápidamente nuestra dependencia, nos dirigimos a un suicidio colectivo”, alertó el investigador, al recordar que la quema de hidrocarburos es fuente principal de gases de efecto invernadero y partículas dañinas para la salud.
En México, la dependencia de los combustibles fósiles es incluso mayor que el promedio mundial: 83.6 por ciento en 2023, con picos superiores al 93 por ciento en décadas pasadas. A ello se suma que la producción de energía primaria alcanzó su récord en 2005 y desde entonces ha mostrado estancamiento.
Durante la COP27, México se comprometió a reducir 35 por ciento sus emisiones brutas para 2030, lo que implica generar 45 por ciento de la electricidad con energías limpias.
Dávila Flores señaló que esta transición es “indispensable para la descarbonización del sector eléctrico y el aumento de la eficiencia energética”, además del impacto necesario en transporte, industria, agricultura y usos domésticos.
El académico llamó a reemplazar termoeléctricas y carboeléctricas por plantas eólicas y solares, al considerar que retrasar la transición solo incrementará los costos ambientales, económicos y sociales.