Tras la muerte de ‘Papayita’, especialistas alertan por la normalización del bullying entre hombres en entornos laborales
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Las primeras versiones señalan que Carlos Gurrola sufría acoso en su entorno de trabajo
La Fiscalía de Coahuila abrió una carpeta de investigación por la muerte de Carlos Gurrola Arguijo, conocido como “Papayita”, ocurrida el pasado jueves, luego de haber ingerido una bebida presuntamente contaminada por compañeros de su entorno laboral.
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De acuerdo con versiones preliminares de su familia, Carlos ya había manifestado en distintas ocasiones que sufría acoso en su trabajo. Ante este caso, especialistas en salud mental y psicología organizacional advirtieron sobre cómo la violencia, particularmente entre hombres, se ha ido normalizando en los espacios laborales, muchas veces disfrazada de bromas, apodos o “llevaderas”.
“Son frecuentes cuando hay varios factores de por medio, por ejemplo ego, venganza, superioridad, machismo, feminismo o resentimientos, cosas que ni se ven pero son parte que hacen más peligrosas las bromas”, explicó Yamillet S., especialista en psicología organizacional.
Señaló que el acoso laboral muchas veces pasa desapercibido porque no se mide ni se identifica con claridad. Explicó que las dinámicas de convivencia nociva suelen comenzar con bromas o apodos que se perciben como inofensivos, pero que con el tiempo van escalando.
La psicóloga explica que en muchos centros de trabajo, es común que las interacciones se den con apodos ofensivos o lenguaje agresivo que se normaliza y esta familiaridad mal entendida deteriora los límites del respeto y abre la puerta a conductas que pueden derivar en violencia.
Actualmente, explicó, existen herramientas para atender este tipo de dinámicas en el entorno laboral como cámaras, buzones de quejas, códigos QR en áreas visibles, hasta reportes escritos y protocolos internos. Pero el uso correcto y oportuno de estos mecanismos depende de cada empresa.
Por su parte, la psicóloga Berenice de la Peña subrayó la urgencia de rehacer el tejido social desde los espacios laborales, considerando fundamental que las políticas públicas se orienten a crear ambientes de trabajo sanos, donde se promueva el respeto, la salud mental y se haga efectivo el cumplimiento de la NOM 035, que busca identificar, analizar y prevenir los factores de riesgo psicosocial en los centros de trabajo, así como promover un entorno organizacional favorable para los empleados.
Subrayó que esta cultura violenta no solo se aprende en la infancia, sino que se perpetúa en la vida adulta como forma aceptada de interacción. Bromas pesadas, apodos, burlas y humillaciones pueden parecer “normales” entre compañeros, pero tienen consecuencias reales.
Enfatizó que es imprescindible escuchar a las víctimas de acoso y evitar minimizar sus testimonios, pues casos como el reciente podrían haberse evitado. Recordó que este tipo de situaciones, cuando se normalizan, pueden terminar no solo en agresiones físicas, sino incluso en suicidios.
Advirtió que detrás de estos hechos está la falta de empatía y el poco respeto hacia los demás, así como la omisión o indiferencia de las instituciones y empresas para atender estas conductas.
De la Peña insistió en que es necesario promover campañas que apunten al respeto y la responsabilidad social, pues quienes ejercen violencia suelen buscar imponer poder o reafirmar una supuesta superioridad sobre otros, lo cual también refleja una necesidad de atención en su salud mental.
Finalmente, advirtió que las instituciones tienen la responsabilidad de actuar y no revictimizar a quienes denuncian situaciones de acoso u hostigamiento. “Pareciera que fue una broma, que así se llevaban, pero no: esto es violencia”, sostuvo. Recordó que esta forma de relacionarse afecta profundamente la dignidad y la vida de las personas, y que es indispensable que tanto empresas como sociedad reconozcan y detengan estas prácticas.