Vale la pena analizar colocar semáforos intermitentes en Paseo Capital de Saltillo: urbanistas
Expertos consideraron que otras medidas pudieron ser implementadas como semáforos con luz ámbar, un tope con paso a nivel de banqueta para peatones o la reducción de los carriles para mejorar la movilidad tanto de peatonal como vehicular
Los nuevos semáforos instalados en Paseo Capital de Saltillo, particularmente los colocados en los cruces de Allende y Ocampo y Morelos y Victoria, podrían dificultar la movilidad peatonal y vehicular.
El pasado mes de septiembre, como parte de las obras del mencionado proyecto, se instalaron nuevos semáforos peatonales y vehiculares en los mencionados cruces, además de en Juárez y Bravo.
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Al respecto, José Ruiz Fernández, presidente de la Asociación Mexicana de Urbanistas en Coahuila, indicó que si bien es necesario privilegiar el paso peatonal, los semáforos de duración fija podrían dificultar innecesariamente tanto la movilidad peatonal como la motorizada.
“Creo que valdría la pena analizar la posibilidad de establecer señalamientos de ceder obligatoriamente el paso a las y los peatones en estas intersecciones, sin que exista una duración fija del semáforo, sino más bien con una luz ámbar intermitente permanente que complemente la señalización notoriamente visible que se establezca a nivel de suelo y la elevada a los lados de la vialidad con flujo vehicular”, explicó Ruiz Fernández.
Por su parte, la urbanista Dianta Infante Vargas coincidió, diciendo que pudieron implementarse otras medidas además de los semáforos para favorecer la movilidad peatonal en la zona.
“Reconfigurar el diseño vial para poder calmar el tráfico y calmar las calles y crear un entorno genuinamente caminable pudo haber hecho muchísimo más que instalar semáforos que la gente se pasa a diestra y siniestra porque no se les ve el uso”, manifestó la doctorante e investigadora en la Universidad de York en Reino Unido.
En un recorrido realizado la semana pasada por VANGUARDIA, se pudo observar que un agente de tránsito se colocó sobre Ocampo y Allende para hacer notar el nuevo semáforo.
El agente de tránsito, que se identificó como “Mateo”, indicó que quienes cruzan la calle ignorando la luz roja no se han acostumbrado a la misma.
‘BUEN MENSAJE, FALTA ANÁLISIS’
Ruiz consideró que la instalación de los semáforos es un buen mensaje desde la autoridad para favorecer la movilidad peatonal, puntualizando que es la más vulnerable y, por lo tanto, la más importante de atender.
Agregó que es de llamar la atención que ninguno de los semáforos instalados en Paseo Capital atiende cruces entre dos vías de flujo vehicular, sino entre vehículos y peatones. Por lo anterior, mencionó que podrían dificultar la movilidad tanto de peatones como de vehículos.
Indicó que en ese sentido es importante la presencia de los agentes de tránsito para la familiarización de quienes transitan por la zona.
Por su parte, Infante Vargas dijo sentirse escéptica sobre el funcionamiento de dichos semáforos, pues se perciben como una herramienta aliada para los vehículos, frenando el flujo de los peatones, indicando que ellos no son el flujo prioritario.
ZONA YA INTERVENIDA POR IMPLAN
Desde 2017, el Instituto Municipal de Planeación realizó un estudio para mejorar la seguridad de los peatones en el cruce de Allende y Ocampo en el cual no propuso ningún semáforo.
No obstante, se propusieron otras medidas que sí se implementaron pero que de a poco ya no se respetaron ni cumplieron sus funciones originales.
Por ejemplo, se propusieron macetones para reducir el espacio de exposición de los peatones a la hora de cruzar, además de destinar un espacio exclusivo para carga y descarga de mercancía con una línea roja.
Sin embargo, en el mismo recorrido realizado por VANGUARDIA, se pudo constatar que las macetas ya están más cerca de las banquetas y es común que automóviles se queden estacionados en dicha línea roja.
Ambos especialistas refirieron la importancia del estudio y de las medidas que se implementaron al respecto.
“La intervención realizada años atrás por el IMPLAN generó, sin necesidad de señalamientos adicionales, una dinámica natural en la que muchos de los automovilistas ceden el paso a peatones que esperan para cruzar la vía”, indicó Ruiz.
Explicó que con la reducción de carriles libres con las macetas que se colocaron se logró reducir la velocidad de los vehículos, además de que los aprendizajes “orgánicos” que generan este tipo de intervenciones provocan dinámicas favorables y sensibilizan de manera efectiva a la ciudadanía.
Por su parte, Infante declaró que en su concepto, más original fue una muy buena intervención urbana aunque “ahora se siente más bien como una pegación de proyectos”.
‘CALMAR LA ZONA’
Diana Infante mencionó que, a diferencia de los semáforos, se pudieron implementar otro tipo de medidas para “calmar la zona”, es decir, favorecer la reducción de la velocidad de los vehículos.
Entre esas propuestas están delimitar los carriles de tránsito a unos más angostos, además de un paso a nivel de banqueta para peatones que obligue a los automovilistas a pasar una especie de bordo.
“Se llaman estrategias, ‘calmar las calles’ o ‘calmar el tráfico’. Los conflictos vienen cuando un automóvil sube su velocidad a 40, 50 o 60 kilómetros por hora porque entonces un peatón ya tiene muchísimas más probabilidades de sufrir una fatalidad en caso de colisión”, explicó la arquitecta.
Justo en el cruce de Ocampo y Allende, el cuatro de octubre del 2022, un hombre perdió la vida luego de ser atropellado por una unidad de transporte público.
El conductor declaró entonces que no pudo ver a la persona, quien además cruzó de manera “imprudente” de poniente a oriente.
Infante mencionó que con las plataformas elevadas, para los coches se siente como subir una rampa muy grande y entonces instintivamente tienen que bajar la velocidad, siendo una situación similar cuando se trata de carriles más angostos.
Agregó que reducir los carriles ayuda mucho, porque si el conductor de un vehículo siente que va muy apretado no va a ir a 80 kilómetros por hora, va a ir despacito porque no sabe si le va a pegar el coche de al lado al lado o al coche que vayan en el otro carril.
“Este tipo de medidas siento que vienen de la mano cuando integras un proyecto genuinamente peatonal. Se pudieron haber implementado y a lo mejor pudieron haber evitado el uso de alguno que otro semáforo en las intersecciones”, indicó.
¿REUBICAR EL SEMÁFORO?
A través de un video tomado por VANGUARDIA la semana pasada, se apreció que es poca la distancia entre el punto en que el semáforo es visible y el cruce, situación que causaría que distintos automovilistas se salten la luz roja.
Al respecto, Ruiz Fernández consideró que convendría analizar la posibilidad de reubicar el semáforo “ya que por el ángulo de aproximación vehicular a este punto por parte de quienes circulan por Allende, la esquina oriente es más naturalmente visible que la propia de la acera poniente”.
En ese sentido, Infante Vargas coincidió diciendo que podría reubicarse aunque también tendría que ir acompañado de otras medidas para calmar la zona.
“Lo pusiste en el centro, ¿y luego? Se sigue pensando que un semáforo resuelve la movilidad de absolutamente todos los usuarios cuando en realidad no te estás sentando a pensar qué otras cosas podríamos hacer más allá de los semáforos para dejar de concebir la movilidad solamente desde la perspectiva de alguien detrás de un volante”, puntualizó la urbanista.
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