Bulgaria, potencia mundial... en sumo
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La apertura de Japón a deportistas extranjeros ha impulsado al país balcánico a conquistar el restrictivo y milenario universo del sumo.
Bulgaria, Sofía.- Lo que hace 20 años parecía una locura, que un país europeo se abriera camino en el sumo, una disciplina mezcla de deporte y ritual japonés, es hoy día una realidad, con Bulgaria confirmada como una potencia mundial en este deporte y con varios "rikishi", luchadores, de ese país ganando trofeos en el país del sol naciente.
"Ha sido a costa de muchas burlas y mofas, a mucha gente le pareció una idea absurda", recuerda con nostalgia Liliana Kaneva, fundadora en 1994 de la Federación búlgara de sumo, en la que sigue activa como portavoz.
La "madre" del sumo en Bulgaria es licenciada en Filología francesa y poetisa de "haiku", un género tradicional japonés, y llegó al sumo a través de su trabajo como periodista deportiva especializada en lucha libre.
KOTOOSHU, HÉROE EUROPEO EN JAPÓN
"El sumo tiene mucho en común con la lucha libre, tanto en el físico como la disciplina y el enfoque de los luchadores", analiza Kaneva en declaraciones a Efe, recordando que los regímenes comunistas apoyaron la lucha en toda Europa Oriental y Central.
El sumo ha vivido en Bulgaria un florecimiento espectacular gracias a los esfuerzos casi "románticos" de esta menuda señora de 70 años, galardonada en Japón por esa actividad el año 2006, con la Orden del Sol Naciente.
"Al principio, los luchadores no tenían ni los cintos típicos del sumo (llamados "mawashi") y utilizamos mangueras desechadas del servicio de bomberos", cuenta Kaneva sobre la vestimenta que llevan estos luchadores, adorados como dioses por la afición japonesa.
La progresiva apertura de Japón a luchadores extranjeros y la decisión de la federación internacional de lucha de limitar a 100 kilos el peso de los deportistas, fueron factores que allanaron el camino al primer pionero búlgaro en la tierra natal del sumo.
Kaloyan Mahlyanov, un gigante de 202 centímetros de alto y 154 kilos de peso al que su corpulencia cerraba un futuro en la lucha, giró hacia el sumo como deporte alternativo.
Kaneva lo apadrinó, lo llevó a Japón a comienzos de la década de 2000 y, tras meses de duro entrenamiento, se convirtió en Kotooshu, un "rikishi" que ha tenido una carrera meteórica.
En 2002 empezó a competir en el dohyo (ring), y en 2005 fue el primer europeo en lograr el grado de "ozeki", el segundo más alto en la escala del sumo.
Tres años después, se alzaba con la Copa del Emperador en Japón, con lo que se convirtió en el primer luchador europeo en lograr este prestigioso título.
Kotooshu, de 30 años de edad, es hoy una verdadera estrella en Japón, está casado con una japonesa, con la que tiene un hijo, y está tratando de renunciar a su ciudadanía búlgara para recibir la japonesa y poder ejercer como entrenador en el país asiático.
LA ELEVADA MORAL DEL SUMO
Su exitosa senda la siguió en el año 2009 Daniel Ivanov, de 28 años, y cuyo nombre de guerra nipón es Aoiyama.
"Me impresionó la elevada moral del sumo y por eso decidí trasladar este espíritu a Bulgaria y a Europa. Me pareció que así contribuiría a que la sociedad occidental fuera más humana", confiesa Kaneva.
Bulgaria cuanta con un palmarés de 100 medallas y ha ganado nueves veces consecutivas el campeonato europeo, y otras tres veces ha sido subcampeón mundial.
La influencia de Bulgaria en este deporte japonés es tal que Kaneva, junto a un compositor búlgaro, son los autores del himno "Los Grandes" que, en idioma búlgaro, suena en cada competición internacional.
El futuro del sumo en Bulgaria parece garantizado al haberse incluido como asignatura en la Academia Nacional de Deportes.
"Es la única escuela superior en el mundo, con excepción de Japón, con carrera de sumo", subraya Kaneva.
El propio Gobierno japonés ha aportado fondos para esta escuela y en 2007, el entonces ministro de Exteriores japonés, Taro Aso, acudió a inaugurar una sala especial de entrenamiento de sumo.
"Cada año, entre cinco y ocho estudiantes reciben el diploma de entrenadores de sumo", cuenta a Efe el seleccionador nacional de sumo, Hristo Hristov, mientras imparte una clase.
Añade que, aunque actualmente en los medios de comunicación no aparecen muchas informaciones sobre el sumo, el interés entre los jóvenes es grande y sigue creciendo.
De hecho, Hristov y Kaneva están convencidos que ese interés ya no puede desaparecer.
"Porque siempre hemos seguido una máxima de la filosofía oriental: hacer lo que hay que hacer, pase lo que pase", afirma taxativa la madre del sumo búlgaro.
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+++ El sumo ha vivido en Bulgaria un florecimiento espectacular gracias a los esfuerzos casi "románticos" de Liliana Kaneva, una mujer menuda de 70 años, galardonada en Japón por esa actividad el año 2006, con la Orden del Sol Naciente.
+++ "Al principio, los luchadores no tenían ni los cintos típicos del sumo (llamados "mawashi") y utilizamos mangueras desechadas del servicio de bomberos", cuenta Kaneva sobre la vestimenta que llevan estos luchadores, adorados como dioses por la afición japonesa.
+++ La progresiva apertura de Japón a luchadores extranjeros y la decisión de la federación internacional de lucha de limitar a 100 kilos el peso de los deportistas, fueron factores que allanaron el camino al primer pionero búlgaro en la tierra natal del sumo.
Por Vladislav Púnchev/EFE-Reportajes