Gastos obligarán a los Cowboys a hacer un draft muy acertado
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Dallas ha comprometido gran parte de su dinero en retener a sus estrellas, por lo que el tope salarial está latente y deberán reclutar de forma inteligente
La semana pasada, los Dallas Cowboys comprometieron al menos 70 millones de dólares al quarterback Dak Prescott y al receptor abierto Amari Cooper.
Los números finales para la etiqueta de jugador franquicia exclusivo para Prescott no han llegado, pero rondará los 30 millones de dólares. Los Cowboys firmaron a Cooper a un acuerdo de cinco temporadas y 100 millones de dólares que incluye 40 millones garantizados al momento de la firma. Si está en plantilla al quinto día del año de la liga del 2020, sus 20 millones de salario base quedan garantizados por completo, razón por la cual lo han visto reportado como un pacto con 60 millones de dólares garantizados.
Los Cowboys esperan firmar a Prescott a un acuerdo multianual que probablemente lo convierta en el tercer quarterback mejor pagado en términos de salario anual. Cooper es ahora el segundo receptor abierto mejor pagado en términos de salario anual, detrás de Julio Jones de los Falcons, quien cobra 22 millones de dólares por campaña.
Si la estructura salarial de los Cowboys parece un poco cargada hacia el tope, es porque lo es.
Ezekiel Elliott es el corredor mejor pagado de la NFL, promediando 15 millones de dólares por año. DeMarcus Lawrence es el ala defensiva mejor pagado, con 21 millones de dólares por temporada, y Zack Martin es el cuarto guardia mejor pagado, con 14 millones de dólares anuales.
Jaylon Smith es el sexto linebacker interior mejor pagado (12.75 millones de dólares por año), Travis Frederick es el décimo centro mejor pagado (9.4 millones de dólares), Tyron Smith es el undécimo tackle izquierdo mejor pagado (12.2 millones de dólares) y La'el Collins es el sexto tackle derecho mejor pagado en la liga (10 millones de dólares).
Incluso si Prescott juega bajo la designación de jugador franquicia esta temporada, estará entre los mejores 10 quarterbacks en términos de compensación. En el mejor de los casos, podría superar a Russell Wilson de los Seahawks, quien, con un salario promedio anual de 35 millones de dólares por temporada, es el pasador mejor pagado.
Byron Jones dejó a los Cowboys vía agencia libre por los Dolphins mediante un acuerdo que promedia 16.5 millones de dólares, convirtiéndose momentáneamente en el esquinero mejor pagado de la liga, hasta que los Eagles adquirieron en canje a Darius Slay y modificaron su contrato para superar a Jones.
La meta de los Cowboys es retener a sus propios jugadores. Jones se volvió demasiado caro, y el pacto de Robert Quinn por 14 millones de dólares anuales con los Bears era alrededor de 5 millones de dólares más al año, de lo que Dallas deseaba gastar en su líder en capturas de la temporada pasada.
El premio mayor para los Cowboys en la agencia libre hasta el momento ha sido el tackle defensivo Gerald McCoy, quien accedió a un convenio de tres años y 18 millones de dólares que incluye 7 millones garantizados. Se trata de un fichaje de precio moderado, siguiendo la misma línea de la contratación de Randall Cobb hace un año.
A lo largo de los siguientes cinco años, los Cowboys necesitarán ser brillantes con sus maniobras de tope salarial. Elliott está firmado hasta el 2024, pero el equipo puede efectivamente salir de ese contrato después de la campaña del 2022. Lawrence, Tyron Smith y Frederick están firmados hasta el 2023, y los Cowboys pueden escapar a esos convenios después del 2021, si lo desean. Pueden desvincularse del acuerdo con Cooper luego de dos años, con un cargo por dinero muerto de apenas 6 millones de dólares.
Teóricamente, pueden salir del convenio con Jaylon Smith al término de esta temporada. Les gustaría contar con Collins jugando hasta la temporada del 2021. Mismo caso con Martin.
Parece poco sincero pensar en las cláusulas de salida de los contratos poco tiempo después de que estos jugadores acuerdan algunos de los convenios más ricos en la historia de la liga, pero así deben maniobrar los equipos --o al menos deben-- porque no todos esos jugadores van a cumplir con las expectativas de esos contratos.
Y los Cowboys deben elegir sabiamente cuándo reestructuran acuerdos, porque eso se come tope salarial a futuro. El infierno de tope salarial no es algo real, pero el purgatorio de tope salarial sí lo es.
Se espera que el límite máximo ascienda significativamente, una vez que se finalicen los nuevos contratos televisivos, pero los equipos creyeron que el tope para el 2020 podría llegar a ser hasta de 204 millones de dólares. En lugar de eso, llegó en 198 millones de dólares.
Todo esto significa que los Cowboys deben reclutar bien para mantenerse balanceados. Deben acertar en los contratos de la parte baja del espectro y selecciones de draft, por lo pesados que son ahora sus mayores contratos para los siguientes años.
Si no lo hacen, y la mayoría de sus jugadores de renombre no colman sus expectativas, los Cowboys pasarán rápidamente de ser contendientes de postemporada a otra reconstrucción.