De luchar contra Fidel Castro a hacer negocios con David Beckham

Fútbol
/ 15 diciembre 2017

Los hijos del fallecido líder cubanoamericano Jorge Mas Canosa se asocian con el futbolista inglés para lanzar en la Major Soccer League el Miami Beckham United

Los Mas son una de las familias fuertes de Miami. El iniciador del linaje empresarial, Jorge Mas Canosa, fallecido en 1997, fue el líder del anticastrismo en Florida. Además de dedicar décadas a conspirar contra el régimen de La Habana y a cabildear en Washington para tratar de someterlo con sanciones, este huracanado anticomunista desarrolló, de manera entrelazada, una fortuna en el mundo de los negocios que han continuado con éxito sus hijos Jorge y José Mas.


Pero Miami ha cambiado. Fidel Castro ha muerto. La política y Cuba ya no son aquí la obsesión que fueron. En la gran metrópolis de Florida mandan las empresas y el dinero, y los Mas, que siguen encabezando la Fundación Nacional Cubano-americana y reclamando la democratización de la isla, son sobre todo empresarios. En la compañía que inició su padre, MasTec –una firma de construcción de infraestructuras que explota los sectores energético y de telecomunicaciones, que cotiza en bolsa y que el año pasado obtuvo 5.100 millones de dólares de ingresos–, los hermanos son los accionistas mayoritarios con alrededor de un 20% de los títulos. Y su último reto ha sido asociarse con David Beckham en el proyecto del inglés de lanzar en Miami un equipo de fútbol de primer nivel dentro de la Major League Soccer (MLS). La liga ha anunciado este jueves que aprueba la entrada de los Mas en la franquicia. Otro socio capitalista que se incorpora al proyecto es el multimillonario japonés Masayoshi Son, con un patrimonio de 22.000 millones, según Forbes. Entre los socios del proyecto ya estaban involucrados el boliviano Marcelo Claure, CEO de la compañía de telecomunicaciones Sprint, y Simon Fuller, un productor de televisión británico que fue mánager de las Spice Girls.

Beckham y sus socios comprarán la franquicia a un precio ventajoso –25 millones de dólares frente a los 150 millones que cuesta hoy– pactado en 2007 por el futbolista con la MLS cuando fichó por Los Ángeles Galaxy. El astro y sus asesores tuvieron visión de futuro. Se espera que en pocas semanas la liga oficialice la concesión de la franquicia, lo que convertirá al Miami Beckham United en el 24º equipo de la competición, que está en plena fase de crecimiento y prevé tener 28 clubes hacia 2024. Ciudades como Cincinnati, Detroit, Nashville o Sacramento hacen fila para ser las siguientes.

El equipo del exfutbolista podría empezar a jugar la liga en 2019 o 2020 y le dará un club de fútbol a Miami en la MLS 27 años después de la fundación de este torneo. Miami ya cuenta con un equipo, el Miami FC, creado en 2015, del que es copropietario el exfutbolista italiano Paolo Maldini y que juega en la North American Soccer League (NASL), una suerte de segunda división. Pero, pese a que Miami es una ciudad muy hispana, el fútbol no ha prendido todavía, al menos con el Miami FC. La apuesta de Beckham es que entre su gancho personal, la integración de su club en la cada vez más prestigiosa MLS y la edificación de un estadio de relumbrón, la fiebre del soccer detone en Miami. A ello debería ayudar la raigambre de la familia Mas y su extensa red de contactos en la ciudad.

En Florida, hasta ahora, solo hay un equipo en la MLS, los Orlando City SC, incorporados en 2015 y que estas dos temporadas han tenido un gran éxito de público. Su estrella es Kaká.

Los Mas entrarán a dar músculo financiero y conocimiento de las dinámicas locales para la construcción de un estadio de 25.000 espectadores y con un coste de unos 300 millones de dólares en el centro de Miami, a poca distancia del American Airlines, donde juegan los Miami Heat, o del estadio de los Marlins de béisbol. La incorporación de esta familia y del japonés Son supone un alivio para Beckham y sus socios, que habían perdido por el camino el compromiso del copropietario de los Dodgers de Los Ángeles de béisbol, Todd Boehly, de ser su socio mayoritario. Desde que el futbolista inglés anunció en 2014 el plan del Miami Beckham United, el desarrollo del proyecto se ha ido trabando por problemas burocráticos, de búsqueda de suelo para el estadio y de incertidumbre en torno al pulmón financiero del grupo de Beckham para asumir su realización.

La alianza con Beckham, aparte de su potencial de negocio, satisface el deseo del magnate Jorge Mas Santos, muy aficionado al deporte, de internarse en ese mundo como empresario. El hijo mayor de Mas Canosa, cuyas acciones en MasTec están valoradas en más de 500 millones de dólares, ya se interesó el verano pasado por comprar los Marlins de béisbol, pero los compradores fueron el empresario Ben Sherman y Derek Jeter, exestrella de los New York Yankees, por más de mil millones.

Dar con la tecla del fútbol en Miami sería un verdadero campanazo. El soccer no deja de ganar terreno en EE UU y si al fin conecta con Miami, con su turbina de dólares, su corazón hispano y su lugar capital como cruce de caminos internacional, el cóctel puede ser explosivo. En 2016, la MLS rompió su récord de venta de entradas (7,4 millones de boletos, un 40% más que en 2015), y entre los niños el fútbol es un deporte que gana enteros: más de tres millones juegan en equipos, un 89% más que en 1990, y según una encuesta de ESPN en 2014 el fútbol fue el segundo deporte más valorado por chicos de 12 a 17 años, después del fútbol americano e igualado en popularidad a la Major League Baseball (MLB).

David Beckham marcó un saltó de calidad en la MLS al fichar en 2007 por Los Ángeles Galaxy. Ahora podría ayudar a darle más fuste con su United tropical. Y teniendo en cuenta el fervor desatado por el balompié que se vive en Cuba, quién sabe si algún día los hijos de Mas Canosa visitarían la tierra de su padre. Mejor armados que para un desembarco. Con un balón de fútbol por delante.

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