Yo amo al futbol
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En las comunidades rurales o en las colonias urbanas, los practicantes lo hacen llevados por la emoción.
Deporte es salud. En las comunidades rurales o en las colonias urbanas, los practicantes lo hacen llevados por la emoción.
Se identifican, categorizan y van a patear el balón. Igual lo hacen en la vida. En la chamba. Van tirando a la portería. Sortean las dificultades de los defensores, tan férreos o tan sucios.
Ofenden sus delanteros con ingenio. Al subir al transporte de personal a tiempo. Alimento tibio y sabroso.
El futbol soccer es un deporte de caballeros. Desde el uniforme, los protectores, las calcetas, las zapatillas. Modernos danzantes. Desafían la gravedad con sus gambetas. Tocan el balón. No lo prestan, al contrario.
La ciencia justifica la velocidad, la gravedad, el lance, los okupas en el territorio de la barrera. El balón se anida en la horquilla o se va hasta la fila diez de los espectadores.
Los fieles fanáticos a cada torneo corto renovamos la fe. Les compramos boletos caros y malos. Solo tres estadios se salvan de la poda.
Nuestro futbol se hizo viejo, desde los estadios. Han intentado salvar la relación de amor odio, entre los aficionados y los deportistas.
Se les paga, en algunas organizaciones, mucho. Para el pobre desempeño en las canchas.
México permite hasta 9 extranjeros en el campo. Yo amo el futbol. Hace falta podar desde la cabeza a las autoridades y a los presidentes. Regresar al espíritu inglés o del juego de pelota de nuestros ancestros.
Darles una sacudida a tanto petardo y vividor. Declarar como no gratos a los nuevos esclavistas humanos. Los revendedores de jugadores. Calidad no es cantidad. Mientras tanto, disfrutemos el futbol femenil. Ahí se juega la mejor estrategia y felicidad.