Monterrey tiene claro el objetivo en el Mundial de Clubes

Deportes
/ 5 febrero 2022
Motivados por igualar, y por qué no, hasta superar lo hecho por Tigres, los Rayados inician hoy una nueva aventura

Rayados inicia una nueva aventura en su quinto Mundial de Clubes ante el egipcio Al-Ahly, el duelo de Cuartos de Final, pero más allá de pensar en el título, hay una razón más grande que mueve al cuadro albiazul; esto, para el expresidente del Monterrey, Jorge Urdiales, quien asegura que cada integrante de La Pandilla enfrenta este nuevo reto con Tigres en la mente, pues saben que tienen como incentivo el superar lo que hizo hace un año, logrando hacer historia como el primer equipo de Concacaf en llegar a una Final.

Urdiales, quien como directivo de los albiazules alcanzó a estar presente en los dos primeros Mundiales de Clubes de los regios, fue testigo de cómo el plantel se enfocaba a los antecedentes para apuntar a ser mejor que cualquier otro club mexicano; consiguiendo así igualar el tercer lugar que había logrado Necaxa, pero ahora saben que los felinos dejaron la vara muy alta como subcampeón, cayendo 1-0 con Bayern Múnich en 2021; ahora La Pandilla tiene la misión de hacer lo propio, pero no solo por superar a un equipo compatriota o de la misma confederación, sino porque se trata de Tigres.

“Por supuesto (que piensan en Tigres), nosotros (cuando fuimos) teníamos el antecedente de Pachuca, Atlante, América, Necaxa cuando jugaron en Brasil (y le ganaron al Real Madrid), en ese equipo de Necaxa iba Luis Pérez y nos decía ‘es que es otra cosa’, eso transmitía a los jugadores, ellos le ganaron a Real Madrid en penales; claro que con mayor razón si es un club local, Tigres; en este caso no solo por ser el club mexicano anterior, que es de la propia ciudad, claro que deportivamente es un incentivo adicional, de que lo trae en la mente y lo traemos todos en la mente, lo traemos”, dijo Urdiales.

Monterrey, además, deberá rebasarse a sí mismo. Porque lo suyo fue memorable. Aún penetra en la piel la película inalterable de aquel juegazo ante Liverpool.

Fue, ése, un partido para volverlo a ver, para recrearse con él. Para, con la cómoda y comodina camiseta de la indiferencia pasional, nutrirse de la mejor exhibición de futbol de un equipo mexicano en estas gestas, ante el equipo modelo de esa época.

¿En qué lugar terminó en el torneo? Sí, tercero. Pero, cuando se abre ese capítulo, estallan fuegos artificiales. Y no por el juego por el tercer sitio, sino por la belleza manifiesta, capaz de vestir de gala, incluso, en esa derrota en Semifinales.

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