Revoluciona la empresa Proan al mercado mexicano a base de huevos
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Moderniza procesos, diferencia su producto con la marca San Juan y crea todo un ecosistema para llevar el blanquillo directamente de la gallina al consumidor
San Juan de los Lagos, Jalisco, es sin duda una de las ciudades más famosas de México, no porque sea muy grande (tiene menos de 100 mil habitantes), sino por su atractivo turístico religioso (por la Virgen) y, sobre todo, por ser la sede de la empresa Proteína Animal (Proan), la segunda mayor productora de huevo de todo el mundo.
Proan se genera de una empresa familiar, una de las tantas fundada por el padre de Manuel Romo Muñoz, allá por los años 70. Sin embargo, ahora dirigida por su hijo, no solo es la mayor productora de huevo de México, sino que además produce papel y corrugados, recicla PET para hacer sus propios empaques, exporta carne de cerdo a Japón, genera energía con biogás, administra una flotilla de camiones capaz de entregar sus productos en todo el país, y tiene también vacas lecheras.
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Además, está incursionando en el segmento de alimento para mascotas y está también piloteando sus primeras tiendas.
De acuerdo con un listado que elabora la principal publicación especializada en esta industria, WATT Poultry, Proan tiene cerca de 40 millones de gallinas y es la segunda empresa que más huevos produce en todo el mundo. Una explicación a esto es la alta demanda que se tiene en México, que no por nada es el segundo país con el mayor consumo per cápita anual, con 397 huevos al año.
ENFOQUE, LA CLAVE
Cuando Manuel Romo recibió de su papá una granja de unas 50 mil gallinas en la década de 1970, la recibió con todo y deudas, debido a su gran interés en la producción de huevos. Sin embargo, hace unos 20 años decidió acelerar su industrialización y apostar por diferenciar su producto, creando la marca Huevos San Juan.
Esto terminaría implicando la necesidad de diseñar y automatizar nuevos procesos. El concepto de la granja iría evolucionando y hoy son más bien espacios industriales, bien ventilados e iluminados, con pisos epóxicos, donde las gallinas ponen los huevos directamente sobre pequeños conveyor belts, que los van avanzando para ser procesados y luego empacados utilizando maquinaria especializada.
Según la propia empresa, la primera persona que toca un huevo es el cliente que lo saca del cartón en su propia cocina -antes de eso, todo funciona de forma automática.
La promesa es el máximo nivel posible de frescura. Todos los días, en sus instalaciones se producen cerca de 30 millones de huevos y no hay manera de almacenar ni siquiera la mitad. Todo tiene que ser procesado, empacado y puesto en camino hacia algún supermercado o tienda.
Para que todo esto suceda, Proan está completamente integrado. Ellos mismos producen el alimento para las gallinas (tienen una planta especializada) y claro, incuban también a las pollitas que más adelante pondrán los huevos. Tienen ahí la incubadora de pollitas más grande en Latam.
Tienen también un molino de papel que utiliza el agua de sus propias plantas (pasa por un proceso de ósmosis inversa), para hacer el papel y luego el cartón que usarán para charolas y cajas. Necesitan además plástico -para otras charolas y para material de empaque- y por lo tanto tienen también una planta para reciclar PET y producir estos artículos.
Estos dos casos ya no son solamente para consumo interno. Exportan charolas para productores de huevo en EU y también cajitas de plástico para las berries (entre otros).
EMPRESA DE IMPACTO
En el segmento de la carne de cerdo hay jugadores más grandes, como Granjas Carroll, Kekén (de Kuo) o Bachoco, pero Proan está también entre los más relevantes de México. Tiene decenas de miles de madres, y una buena parte de su producción va a países como Japón, Corea, Canadá y EUA.
En un país en el que la gran mayoría de las empresas grandes están ubicadas en tan solo 5 o 6 ciudades -y todas ellas con millones de habitantes- el caso de Proan es atípico. Se ha construido prácticamente solo con personas que se desarrollan internamente, casi todos originarios de la misma localidad. Sobra decir que la rotación es bajísima.
En el negocio del huevo tienen hoy dimensiones únicas y una marca extremadamente bien posicionada. Estiman que todavía hay espacio para crecer, canales por desarrollar (incluyendo el mundo del food service) y más variedades y presentaciones para explotar, como el huevo líquido y las claras en el autoservicio. Les entusiasma también el potencial que ven en el negocio de carne de cerdo, así como en el de alimento para mascotas.
El impacto que una empresa puede llegar a tener en una comunidad es verdaderamente relevante. Por lo pronto, Proan aporta cerca del 30% de todo el huevo que se consume en este país.
Con información de Whitepaper