Carne de cerdo: Profeco emite recomendaciones de consumo y medidas de conservación

En la gastronomía mexicana, la carne de cerdo ocupa un lugar destacado debido a su sabor y versatilidad, presente en una amplia variedad de platillos tradicionales que incluso han alcanzado reconocimiento internacional. La Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) reconoce la importancia de este producto, por ello emitió una serie de recomendaciones.

Su consumo forma parte de la dieta cotidiana en muchos hogares del país y, al mismo tiempo, requiere de cuidados específicos en su manejo para garantizar su calidad e inocuidad. En la última edición de la Revista del Consumidor, se presentan los cuidados que esta carne debe de tener.

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¿CUÁL ES EL APORTE NUTRICIONAL DE LA CARNE DE CERDO?

De acuerdo con el Consejo Mexicano de la Carne, este alimento se caracteriza por contener proteínas de alto valor biológico, es decir, aminoácidos esenciales que el organismo necesita para su correcto funcionamiento. También es fuente de minerales como potasio, fósforo, zinc e hierro, además de aportar vitaminas del grupo B, necesarias para mantener el metabolismo energético y el sistema nervioso en buen estado.

La composición nutricional varía según el corte. Los cortes magros, entre ellos el lomo, aportan un bajo nivel calórico, una cantidad elevada de proteína y un contenido moderado de lípidos, lo que los convierte en una opción más ligera frente a otras piezas con mayor porcentaje de grasa.

PROFECO RECOMIENDA UN CONSUMO RESPONSABLE Y MODERADO DE CARNE DE CERDO

Aunque puede formar parte de una dieta equilibrada, especialistas recomiendan que la carne de cerdo se consuma con moderación. El exceso en las porciones o la elección de cortes con alto contenido graso podría tener efectos negativos en la salud. Por ello, se sugiere optar por piezas magras y prestar atención al tamaño de las raciones.

¿CÓMO ESCOGER UNA BUENA CARNE DE CERDO?

Al momento de adquirir carne de cerdo, existen diversos aspectos que ayudan a determinar su frescura y calidad. Uno de ellos es el color, que debe presentar una tonalidad rosada, brillante y con textura firme y homogénea, diferenciándose de la carne de res, que suele ser más roja.

Cuando se compra un corte empaquetado, es importante verificar la fecha de caducidad o de consumo preferente. Estas deben estar claramente impresas y no mostrar tachaduras, correcciones ni etiquetas sobrepuestas. Se recomienda evitar cortes que hayan permanecido más de una semana en los refrigeradores de los establecimientos.

El estado del empaque también es fundamental. Este debe encontrarse íntegro, sin rupturas, fugas ni señales de maltrato que pongan en duda la inocuidad del producto.

Además del color, el olor y la consistencia son determinantes. La carne fresca no debe emitir aromas desagradables, y su textura debe ser firme, aunque no excesivamente dura. Si se perciben olores extraños, se recomienda no consumirla.

Una vez adquirida, se aconseja mantener la cadena de frío, por lo que es recomendable comprar la carne al final de las compras para reducir el tiempo de exposición a temperatura ambiente. Si no se consumirá de inmediato, debe conservarse en un recipiente seco con tapa hermética dentro del congelador.

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¿CÓMO PRESERVAR LA CARNE DE CERDO?

Durante su almacenamiento, la carne cruda debe permanecer separada de frutas, verduras u otros alimentos, con el fin de evitar la contaminación cruzada que pueda comprometer la seguridad alimentaria.

La Profeco señala que la carne de cerdo puede aprovecharse en la cocina no solo por su sabor y versatilidad, sino también por su valor nutricional, siempre que se mantenga un consumo moderado y se sigan medidas básicas de higiene y conservación.