Audi S8: lujo y desempeño a un alto nivel
Este modelo de lujo no solo es un vehículo, sino que puede considerársele como un generador de experiencias
Es el momento de despedirnos del S8 después de haber pasado una semana como pocas. Es más que un auto. Podríamos definirlo como un generador de experiencias que, pocas veces, vas a encontrar en la actualidad y siempre valdrá la pena conocer ejemplares como estos en persona.
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No, estimado lector, no es un error de imprenta, ni tampoco se nos movieron los párrafos al escribir la prueba. Simplemente tenía la intención de comenzar con el final para que, desde el principio, tuviéramos en mente lo que pensamos en la redacción del Audi S8.
Es una maquina como pocas. Poderosa, lujosa a más no poder y con un manejo que varios deportivos envidiarían. En estas líneas, te contamos cómo es que llegamos a ese veredicto y, de paso, mencionamos que no todo “es de color de rosa” con el súper sedán alemán.
Un concepto diferente
En un mundo plagado de camionetas y autos sin carácter alguno, la existencia de vehículos como el S8 es una bocanada de aire fresco. ¿Tiene sentido un auto de estas características en el mercado? Sinceramente no, a menos que seas un magnate de los negocios que desea transportarse (o ser transportado) en un súper sedán lujoso.
Sin embargo, se agradece profundamente que la firma alemana siga manteniendo al S8 como su máximo exponente en cuanto a lujo y desempeño en lugar de migrar el concepto a una SUV. Estéticamente, es similar a todos los Audi del mercado. Parrilla de gran tamaño, cuerpo de iluminación con ángulos marcados y silueta que, en general, se percibe de carácter discreto, elegante y sobrio.
Sin embargo, lo verdaderamente especial se encuentra en los detalles finos. Desde las “L” cromadas en la parrilla para darle carácter al frente, las luces dinámicas en ambos extremos que pueden cambiar de patrón dependiendo el momento del día o los exclusivos rines de 21 pulgadas con pinzas de freno en rojo, por donde sea que se le mire se verá como un auto con presencia en el camino.
Mención especial a las cuatro puntas de escape cromadas reales y al sutil pero funcional alerón integrado en la tapa de la cajuela que no rompe con el esquema sobrio, pero una vez que lo notas, no puedes dejar de mirarlo.
El Audi S8 se ve como debería de hacerlo un auto de 3.2 millones de pesos, pero de alguna manera, mantiene cierta discreción que el potencial comprador podría valorar.
Un interior exquisito
En la actualidad se cree que, por tener pantallas de gran tamaño y luces de colores, el interior ya puede ser considerado como sobresaliente.
Sin embargo, la realidad es que se necesita combinar muchos más factores que solo luces y aplicaciones para fabricar un habitáculo digno de un auto de esta envergadura. Calidad de materiales, ergonomía, comodidad, sensaciones y tecnología por mencionar algunos.
Con el S8, la combinación de los anteriores puntos es, francamente, superior. En Audi comprendieron que no solamente se trata de hacer todo más grande y llamativo, sino de poner atención a los pequeños detalles.
Para empezar, el tablero es sobrio cuenta con una pantalla central de 10.1 pulgadas con respuesta háptica gracias a miles de pequeños resortes colocados en puntos específicos para dar esa sensación de “botón físico” en una pantalla 100 por ciento digital.
Atrás del volante está el cockpit digital de la marca que, para este modelo, es ligeramente más grande (12.3 pulgadas) y se corona con una pantalla más de 8.6 pulgadas cercana a la palanca de velocidades para controlar elementos de confort como aire acondicionado.
Como era de esperarse, todos los asientos del S8 cuentan con calefacción, ventilación y función de masaje con aromaterapia que puede ser controlada desde una pantalla más colocada entre ambos asientos posteriores.
Los pasajeros traseros podrán disfrutar de sus contenidos audiovisuales favoritos gracias a la integración de dos pantallas con HDMI o, bien, conexión WiFi.
Si bien nos pusimos la mayor parte del tiempo al volante del S8, también pudimos pasar un par de horas en los asientos posteriores, disfrutando del pesado tráfico de la CDMX un viernes de quincena por la tarde.
Las quejas son prácticamente nulas. Solamente nos gustaría un poco más de configuración en cuanto a las posiciones de los asientos posteriores, especialmente para las piernas. En ese sentido, al volante nos gustaría un clúster con un poco más de información o, hasta cierto punto, personalizable.
Con alma de superdeportivo
Por más “señorial” que parezca el S8, bajo el cofre esconde un motor que podría ganarle una batalla a más de un deportivo hecho y derecho. Se trata de un bloque V8 de 4.0 litros con dos turbocargadores que, con la más reciente actualización de Audi, llega a los 571 caballos de fuerza y 592 lb-pie de torque.
Esta potencia es puesta en el camino gracias al uso de una transmisión Tiptronic de ocho velocidades con tracción Quattro.
La firma alemana es reservada en cuanto a prestaciones del auto, pero comprobamos que puede acelerar de 0 a 100 km/h en poco más de 3.4 segundos, una cifra digna de los mejores superdeportivos de la actualidad.
De igual manera, el uso de dirección en el eje posterior da como resultado un comportamiento mucho más ágil de lo esperado.
Si lo ves fríamente, no tiene lógica que un auto de más de 2.2 toneladas de peso, 5.1 metros de largo y tres metros de distancia entre ejes se comporte tan dinámico. Esto solamente nos habla de la excelente puesta a punto del auto y el trabajo sobresaliente que los ingenieros realizaron para que el S8 se pueda manejar a niveles de alto rendimiento.
Todo esto, claramente, sin dejar a un lado la suspensión neumática de altura variable que filtra hasta la más diminuta imperfección en el camino para confort de los pasajeros.