‘AMLO no es un mesías, es un fundamentalista’: Riva Palacio
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AMLO desde que irrumpió en la escena pública, su discurso binario ha sido siempre el de los buenos y los malos
La puesta de Andrés Manuel López Obrador en los nuevos Libros de Texto Gratuito es enfocar la educación en la moralidad relegando el conocimiento, anteponiendo el deber ser contra lo que sienta las bases para el desarrollo.
De acuerdo con la columna de Raymundo Riva Palacio, publicada por Vanguardia, AMLO quiere un país de amor fraterno para el futuro de México, lo cual es tan loable como ingenuo.
Por lo que no se le puede criticar por soñador, pero como arquitecto incansable de una ensoñación, en él caerá la responsabilidad del retroceso nacional.
Añade que no es un mesías, como en varias ocasiones lo han llamado, sino un ayatola, como los iraníes, un fundamentalista, inmerso absolutamente en la política, ya que intenta crear un Estado republicano y teocrático.
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Menciona que AMLO desde que irrumpió en la escena pública, su discurso binario ha sido siempre el de los buenos y los malos, los pobres y los ricos, lo blanco y lo negro, los fieles y los infieles.
Agrega que AMLO piensa que con dinero de programas sociales los va a llevar al lado de la legalidad, pensando, como lo dice correctamente, que nadie es malo de nacimiento, sino son las condiciones las que lo pervierten.
Apunta que no modifica las condiciones para que eso cambie, y ni siquiera lo intenta estructuralmente. Cuántos de los jóvenes receptores de sus programas sociales, por ejemplo, ¿siguen siendo halcones o sicarios? Sin estadísticas que lo mida, se puede alegar por los niveles de violencia, que su apuesta ha fallado. Y sin embargo, en lugar de revisar lo hecho, apuntala sus creencias.
Concluye mencionando que la fraternidad no se alcanza en una sociedad cada vez más desigual, que es lo que AMLO está proponiendo con el fundamentalismo religioso que impacta sus acciones y decisiones. Si logra su objetivo abrirá la brecha y lastimará a quien más quiere proteger, los que menos tienen. Afortunadamente, no tiene tiempo para cambiar una cultura, y quien lo releve, si actúa con sensatez, corregirá el rumbo del desastre anunciado.