Contenedores perdidos en el mar: un problema creciente con graves consecuencias
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Un reciente accidente en el que un buque perdió 26 toneladas de pellets de plástico frente a las costas portuguesas ha vuelto a poner de relieve el problema de los contenedores perdidos en el mar
El transporte marítimo es responsable del 80% del comercio internacional, lo que implica que anualmente se muevan en barco cientos de millones de contenedores cargados de los más variados materiales. Sin embargo, por accidente, estos contenedores pueden caer al agua y acabar al fondo de mares y océanos o llegar a las costas arrastrados por las corrientes.
Según datos del Consejo Mundial del Transporte Marítimo (WSC), entre 2008 y 2022 se perdieron en mares y océanos una media de 1,566 contenedores al año. Sin embargo, en 2022, la cifra bajó a 661 unidades, lo que supone una disminución significativa.
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Esta disminución se debe a una serie de factores, entre los que se incluyen las mejoras en la seguridad de los buques y las medidas de prevención implementadas por las navieras. Sin embargo, todavía es un problema importante que tiene graves consecuencias para el medio ambiente.
Cuando un contenedor cae al agua, su contenido puede causar daños considerables al ecosistema marino. Los materiales de los contenedores, como el acero, el plástico y el aluminio, pueden tardar cientos de años en descomponerse. Durante este tiempo, pueden liberar contaminantes que pueden dañar a la vida marina y contaminar el agua.
En el caso de los plásticos, estos pueden ser ingeridos por aves y peces, lo que puede provocar su muerte. Además, los plásticos se descomponen en microplásticos, que pueden entrar en la cadena alimentaria y llegar al ser humano.
El reciente accidente frente a las costas portuguesas es un ejemplo de los graves problemas que pueden causar los contenedores perdidos en el mar. En este caso, las 26 toneladas de pellets de plástico que se perdieron acabaron contaminando cientos de kilómetros de costa española.
Los pellets de plástico son una materia prima utilizada para fabricar todo tipo de productos, desde juguetes hasta ropa. Son muy pequeños y ligeros, lo que los hace especialmente peligrosos en caso de accidente.
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Ante esta situación, la Organización Marítima Internacional (OMI) está trabajando para impulsar que los pellets de plástico sean calificados como material peligroso y, como tal, estén obligados a ser transportados en la bodega de los buques.
Las organizaciones ecologistas también consideran fundamental mejorar la seguridad para evitar las “fugas” de pelletes desde las propias fábricas, así como reducir el consumo de plásticos en general para evitar los peligros de contaminación asociados a su uso y desecho.
Con información de agencias