El agua de Tlacote... el milagros y misterioso líquido que lucró con miles de enfermos en los 90’s y que hasta ‘Magic’ Johnson probó
Se decía que el agua podía curar cáncer, sida, básicamente cualquier enfermedad
Tlacote, Querétaro. Comenzaba la década de los noventa, cuando se corrió el rumor, que más tarde se volvió leyenda, de que había un rancho en Tlacote que tenía agua milagrosa, pues los animales enfermos que la bebieron, se curaron por arte de magia después de esto.
El rancho de Jesús Chahín Simón, no solo se hizo famoso entre los vecinos, la noticia llegó a medios internacionales y gente de todo el mundo hizo una visita a este pequeño lugar.
Tanto fue el furor por el agua, que había filas inmensas con hasta 4 mil personas por día; incluso se cuenta que personalidades como José José y ‘Magic’ Johnson probaron de este líquido.
Se decía que el agua podía curar cáncer, sida, básicamente cualquier enfermedad; si bien nunca hubo pruebas de que funcionara, la gente seguía pasando la voz y haciendo de este lugar un punto de referencia en Querétaro.
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Aunque no había ni un solo caso confirmado de personas que se hubieran curado, la realidad es que el agua de Tlacote funcionaba como un gran placebo para aquellos que visitaban el lugar en busca de una cura. En varias ocasiones se alegó que hervir el agua para hacerla potable haría que se perdieran sus propiedades curativas, lo cual también se convirtió en un problema sanitario.
Fue entonces cuando Tlacote comenzó a prosperar. Así como Jesús Chahín, otros pobladores comerciaron con el agua, alegando que provenía del mismo manantial y por lo tanto, tenía las mismas propiedades curativas. Abrieron negocios de comida, por ejemplo y aprovecharon al máximo el tránsito de hasta 4 mil personas al día.
El flujo de dinero ayudó a que los pobladores pudieran pavimentar su avenida principal, hacer mejoras a sus hogares y que el pueblo se beneficiara; todo esto a un alto costo que probablemente ninguno de ellos pudo vislumbrar.
Tlacote, en el olvido
Conforme pasó el tiempo, ante la falta de casos comprobables y la pérdida de interés de los medios, así como la presión de científicos que argumentaron que el agua no era distinta a la de otros lugares, y que incluso contenía partículas fecales,, los milagros de Tlacote se terminaron.
Ahora, más de 30 años de distancia, este poblado rural ubicado a cinco kilómetros de la cabecera municipal de Querétaro, y asentado sobre la ladera de un cerro (se divide en dos zonas: Tlacote el Bajo y El Alto) vive sólo de sus recuerdos y está olvidado. Incluso por las noches, cuando sus poco más de cuatro mil habitantes se recogen en sus casas, parece un pueblo fantasma.
A excepción de la avenida Hidalgo, una vía principal, en el resto del pueblo se observan calles sin pavimento y sin banquetas. La mayoría de las casas son construcciones de concreto con fachadas sin pintar.
Pero no sólo el abandono es una característica del pueblo; también una doble paradoja: uno, padece graves problemas de agua; dos, hace años Chahín Limón murió aquejado por un cáncer que nunca pudo ser curado por el milagroso manantial.
Los tanques y llaves desde donde se suministraba el agua, al igual que las puertas de las habitaciones, lucen oxidadas y llenas de polvo; los pisos se ven carcomidos, ante la mirada celosa de dos perros que vigilan el rancho, que ya casi nadie visita.
Las paredes de las bardas se encuentran rodeadas de matorrales y árboles que han crecido sin control. También el letrero que daba la bienvenida a los visitantes está hecho pedazos y queda únicamente un trozo, con las letras incompletas ya descoloridas y sostenido por una base totalmente oxidada.
Atrás quedaron los años en los que sobraba agua y se regalaba en gran cantidad.