El amor en los tiempos de estafas con criptomonedas en Tinder
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El modus operandi es que en todo momento exploran y sondean con preguntas envolventes para conocer el perfil laboral, económico, emocional y psicológico de sus posibles víctimas
Vivimos tiempos difíciles para el amor, dicen los psicólogos. En los que cada vez es más complicado que funcionen y duren las relaciones. Ya que, gracias a la proliferación del consumo rápido, cada vez desechamos más a las personas que conocemos.
Lo anterior también es debido a un fenómeno mundial que es conocer a personas en aplicaciones de citas. Debido a las dinámicas que presentan en las que se hacen los famosos “matchs” en apariencia, es fácil interactuar con cualquier persona, y sino te gusta algo que te presenta, simplemente lo eliminas y sigues con una opción más.
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Sin embargo, en este tipo de sitios como Tinder y Bumble, pese a que ya hay formas de tener la certeza de saber con quién hablas, gracias a la verificación del perfil, se presenta la situación idónea para que los estafadores se hagan presente.
¿AMOR REAL?
Este es el caso de Pedro H. que nos narró su historia en este ámbito. Él es un ingeniero Industrial, de la ciudad de Monterrey, Nuevo León. Tiene 39 años, es divorciado, y debido a sus horarios y lo complicado que es ahora conocer personas en la vida real, decidió utilizar Tinder, para poder interactuar con alguien, aunque confiesa que sus expectativas eran bajas.
Se inscribió en el sitio, subió su perfil, con algunas fotografías y sus intereses y gustos. Al principio, tuvo algunos ‘matches’ pero no se sentía convencido por ninguna, ya que mostraban poco interés y la interacción.
Hasta que encontró un perfil que llamó su atención, era el de una mujer de 31 años, pero era de Malasia, sus imágenes estaban verificadas, por lo que sintió que estaba conociendo a alguien que si era real, pero tenía sus dudas, por qué sabía de antemano que el engaño era habitual en estos lugares, pero quiso seguir con esto.
La mujer que se hacía llamar Rhega, hizo “match”, por lo que prosiguió a saludarla, ella prontamente lo saludó, pero solo hablaba inglés, le dijo que estaba en Monterrey por negocios, pero que esa noche se iría a Francia, país en el que residía, pero que volvería el próximo año.
Rhega le pidió su número de WhatsApp, ya que le comentó que se le facilitaba la comunicación ahí, por lo que Pedro aceptó.
Siguieron platicando en WhatsApp, ella le preguntó sobre lo que hacía y que buscaba. Él le dijo que quería una relación seria, pero sabía que en este tipo de aplicaciones era difícil encontrar algo así.
Ella le preguntó si era casado, ya que no quería meterse en algo así. Le respondió que no, pero que estaba divorciado. Ella le dijo que ya había borrado su perfil, ya que con los hombres que había interactuado solo buscaban sexo, por lo que le disgustó y Pedro era el único que había agregado a su agenda, le dijo que tenía que alistarse para su viaje y que le mandaría una fotografía cuando estuviera en el aeropuerto.
Pasaron unas horas, y le mandó una foto donde se veían sus maletas, también le dijo que ella era diseñadora y que tenía su propio negocio y que cuando estuviera en Francia volvería a escribirle.
Luego de 18 horas, le mandó una foto de ella, era la misma que sus fotos de Tinder, pero se mostraba algo cansada. Le dijo que había tenido un vuelo muy largo y que por el ‘jet-lag’ tenía mucho sueño.
Esporádicamente, hablaron durante el día. Le mandó una foto de lo que estaba cenando, que era comida oriental, probablemente de Malasia. Luego le preguntó sobre su última relación y la razón por la que no funcionó. Pedro le contó y después ella, le dijo que su última relación había sido una pesadilla, que su expareja, la había maltratado física y psicológicamente, que fue una relación de 6 años y que llevaba 2 años separada y que eso la había vuelto introvertida.
Añadió que ya no confiaba en los hombres, que tuvo que ir a terapia y que se cuenta que no necesita a su exnovio para ser feliz. Y que logró tener un negocio estable sin ayuda de nadie. Pedro sintió empatía por ella, y le dijo que sentía mucho por lo que había pasado, pero que él buscaría ganarse su confianza y le aseguró que estaba dispuesto a tener una relación a distancia con ella.
Rhega le dijo que si no le interesaba, no estaría tanto tiempo hablando con él, después se despidió y le dijo que hablaría con él mañana.
Al día siguiente le mandó un video de su boutique, donde vendía su ropa, se veía la ropa colgada y otras personas de origen asiático.
Luego le mandó una foto de unos adultos mayores, que estaban sonriendo, le dijo que eran sus padres y le pidió unas fotos de sus familiares, le dijo que solo tenía fotos viejas, y a ella no le importó.
Pedro le mandó algunas fotos de sus padres, cuando eran más jóvenes y de él cuando era niño. Luego, ella le preguntó si tenía mascotas y él le mandó una foto de su perro, posteriormente ella hizo lo mismo, siguieron platicando de cualquier cosa.
Pedro se sintió sorprendido del interés que parecía tener ella por todo lo que decía, nunca le había pasado con ninguna mujer que había encontrado en Tinder, cuando mucho le decían un par de frases y nunca más le volvían hablar.
Ella le dijo que su sueño era tener un restaurante y le preguntó si sabía cocinar. Él le respondió que sí, a lo que ella le comentó que podrían abrir uno que tuviera comida fusión de México y Malasia.
Luego, le preguntó que haría al día siguiente, y Pedro le contó que iría con sus padres hacer compras, ella le dijo que haría lo mismo, y que probablemente compraría una bolsa, se despidió, ya que le dijo que tenía que madrugar al día siguiente.
Por la mañana de Pedro, le mandó un video de ella sonriendo y haciendo algunos gestos, luego le dijo que estaba en una tienda comprando unas bolsas, y le mandó dos fotos preguntándole que cuál le gustaba más.
Pedro le comentó cuál prefería, ella tardó como una hora en responder y le dijo que había comprado las dos, le mandó una foto con las compras de una marca de alto costo.
Le dijo que había preferido las dos, ya que estaban en descuento, habían costado las dos más de mil euros y le dijo que su tío le enseño, como ganar más dinero en sus tiempos libres.
Le aseguró que podía enseñarle la forma en que lo había hecho y que podría ser su tutora, pero que la única condición era que cuando volviera a México le comprara su comida favorita.
Pedro ya se encontraba un tanto enamorado, por lo que aceptó, le dijo que lo que tenía que hacer era: abrir una cuenta, invertir, y esperar las ganancias.
Luego le mandó un enlace de una página de inversiones en criptomonedas y que lo esperaría para abrir una cuenta.
En ese momento Pedro tuvo una disonancia cognitiva, que de acuerdo con los psicólogos son dos ideas que se contraponen en la mente, es decir, que, por una parte, Pedro quería seguir, pensando que esto era real, que la persona genuinamente está interesada en él, pero otra idea le decía que probablemente esto era una estafa potencial, rápidamente investigó y supo que eso era común en esas aplicaciones.
Ella siguió insistiendo en que quería ver su proceso de inscripción. Pedro recapacitó y le dijo que se había dado cuenta qué esto era una estafa y que no quería seguir con esto. Ella leyó su mensaje, no dijo nada y lo terminó bloqueando.
La historia de Pedro no es nada fuera de lo que se vive en estos días. Los estafadores sin importar, género, preferencias sexuales, utilizan la vulnerabilidad de las personas para aprovecharse.
ESTAFAS CON CRIPTOMONEDAS
Lo anterior no es una novedad. Ha sucedido de muchas formas, pero ahora se utilizan estas aplicaciones de citas, para el engaño.
Antes, el estafador pedía dinero, luego de enamorar a la víctima, como se pudo ver en la serie del Estafador de Tinder de Netflix.
Sin embargo, la nueva modalidad es a través de criptomonedas, por lo que la estafa es imposible de rastrear, y eso facilita el modus operandi de los criminales.
En estos días, la mayoría de los perfiles son de personas atractivas, hombres y mujeres “provenientes” de Hong Kong, Tailandia y otras naciones asiáticas. También las hay de hermosas ucranianas que, se sobreentiende, han escapado de la guerra con Rusia y ahora se dedican a invertir en criptomonedas.
La fusión de belleza, exotismo, sensualidad y meteórica prosperidad atrae a usuarios que buscan nuevas conexiones con lo diferente, pero obviamente plantea interrogantes sobre la autenticidad de esos perfiles. ¿Realmente son las personas que dicen ser o detrás de ese lujoso estilo de vida se esconden aviesos manipuladores?
La interacción con dichos perfiles conlleva una evolución que puede ser rápida o muy paciente. El modus operandi es que en todo momento exploran y sondean con preguntas envolventes para conocer el perfil laboral, económico, emocional y psicológico de sus posibles víctimas.
Los embaucadores detrás de estos perfiles atractivos son hábiles en la manipulación psicológica y socioeconómica. Utilizan técnicas de persuasión para ganarse la confianza de sus víctimas, presentando historias convincentes de éxito en inversiones y compartiendo presuntas pruebas de ganancias. A menudo, los estafadores buscan explotar las emociones de sus incautos seguidores, llevándolos a realizar inversiones sin una debida investigación.
Un informe de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos reveló que los estafadores románticos birlaron a las víctimas con 139 millones de dólares en criptomonedas en 2021.
Dado que estas estafas ocurren en un entorno virtual, identificar, rastrear y responsabilizar a los perpetradores puede ser extremadamente difícil. Operan desde la oscuridad de la red, en regiones auténticamente lejanas, ocultando sus identidades reales detrás de perfiles falsos y nombres occidentales, en un mundo financiero sin regulación.
Investiga a fondo antes de realizar cualquier inversión en criptomonedas. Mantén la precaución ante historias de ganancias rápidas y poco realistas. No compartas información financiera o personal con desconocidos en línea. Verifica la autenticidad de los perfiles en las apps de citas.