Fernando Gutiérrez Barrios, el oscuro personaje detrás de la masacre de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968

Aún hay muchos misterios que rodean los hechos ocurridos en ese día

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/ 2 octubre 2023
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El día de hoy, se cumplen 55 años de la infame masacre del 2 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, Ciudad de México. Y aún hay muchos misterios que rodean los hechos ocurridos en ese día.

Por ejemplo, se habla que había un grupo creado por el Gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, llamado el Batallón Olimpia. Y que había vigilancia secreta, por el mitin de los estudiantes que se realizó en dicha plaza, e incluso que se infiltraron a miembros del Ejército y del Estado Mayor Presidencial entre los manifestantes.

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Por lo que aparentemente alguien propuso una acción criminal que fue la de fingir un enfrentamiento entre fuerzas militares que permitiera disipar el mitin, arrestar a los líderes estudiantes y cambiar la imagen que la sociedad mexicana tenía sobre los estudiantes.

De acuerdo a diversas investigaciones realizadas por distintos medios de comunicación, ese personaje oculto fue Fernando Gutiérrez Barrios, un exmilitar convertido en político que por años manejó, con perfil bajo los aparatos de Inteligencia del Estado.

Recordemos que lo acontecido fue que Elementos al servicio del gobierno dispararon y acabaron con la vida de decenas de jóvenes inocentes.

También arrestaron, torturaron y desaparecieron a cualquiera que tuviera la mala fortuna de cruzarse en su camino.

FERNANDO GUTIÉRREZ BARRIOS

Nació el 26 de octubre de 1927 en Veracruz, Fernando Gutiérrez Barrios estaba convencido de que su única finalidad en la vida era servir a la Nación. Bajo esta idea ingresó en las filas del Ejército Mexicano cuando tenía solo 16 años. Allí tuvo una carrera regular que le permitió demostrar su valía ante ciertos elementos importantes de la política mexicana, uno de ellos fue Miguel Alemán Valdés, quien se convertiría en presidente de la República en 1946.

Con solo un año en la silla presidencial, Alemán ordenó la creación de la Dirección Federal de Seguridad, un organismo gubernamental cuasi secreto que se encargaría de diversas operaciones de inteligencia, incluyendo cubrir la agenda estratégica del presidente en sus recorridos por el país. Gutiérrez Barrios, que había abandonado las Fuerzas Armadas previamente, fue uno de sus primeros elementos.

Durante los siguientes años, el exmilitar escaló en el organigrama de la DFS. En 1952, a dos años de convertirse oficialmente en un militante del PRI, fue nombrado jefe de Control Político. Cuatro años después, una vez que su nombre se había hecho conocido dentro de la estructura gubernamental por su trabajo en el arresto y espionaje de militantes cubanos en México, se le otorgó el cargo de subdirector federal de Seguridad. En 1964, año del ascenso de Gustavo Díaz Ordaz, finalmente se convirtió en el director de la DFS.

Fernando Gutiérrez Barrios se consagró como una de las personas más influyentes de la política mexicana. Bajo sus órdenes, se construyeron casos contra adversarios, se enterraron investigaciones inconvenientes para el poder y se marcaron enemigos a los que se intentaría exterminar a cualquier precio. La DFS se había vuelto un brazo armado más al servicio del Gobierno y sus líderes.

En 1968, Gutiérrez Barrios recibió una misión especial de sus jefes: proteger la realización de los Juegos Olímpicos de México. Para ello ordenó la creación del Batallón Olimpia, un grupo paramilitar con casi 2000 elementos que tenían autorización para actuar sin normas, ni frenos. Cuando un grupo de estudiantes –a tono con las manifestaciones juveniles que habían movido a Europa en la época– amenazó con boicotear el evento deportivo, Gutiérrez Barrios puso en marcha un plan que evitara el levantamiento de los estudiantes.

Entre mediados de septiembre y principios de octubre, el Batallón Olimpia se encargó de infiltrarse en el movimiento estudiantil y conocer sus planes. Así fue como se enteraron de la importancia que tendría el mitin del 2 de octubre en Tlatelolco. Con toda la información recopilada, el director de la DFS propuso a sus iguales en el gobierno actuar con cautela. En el momento en que Díaz Ordaz pidió “poner un alto” a los estudiantes, Gutiérrez Barrios ordenó el inicio de la Operación Galeana. Horas más tarde, la sangre de inocentes se había derramado en las calles de la capital.

Aunque las consecuencias de la matanza en Tlatelolco fueron evidentes, Gutiérrez Barrios no recibió castigo alguno. Por el contrario, su actuar fue recompensado por las siguientes administraciones presidenciales. Luis Echeverría, también involucrado en la génesis de los eventos del 2 de octubre del 68, lo nombró subsecretario de Gobernación en su sexenio. Miguel de la Madrid, por su parte, lo llamó a encabezar la Dirección General de Caminos y Puentes Federales (CAPUFE) entre 1982 y 1986.

En 1986, el Partido Revolucionario Institucional lo propuso para convertirse en gobernador de Veracruz. Después de unas competitivas elecciones, Gutiérrez Barrios alcanzó su primer puesto de representación popular. Sin embargo, solo duró en el cargo dos años, pues en 1988 aceptó la invitación de Carlos Salinas de Gortari para convertirse en secretario de Gobernación, en sustitución de Manuel Bartlett, el hombre encargado del fraude electoral de las elecciones de ese mismo año.

Durante sus últimos años de vida, Fernando Gutiérrez Barrios continuó siendo una figura importante al interior del Estado. De hecho, cuando fue secuestrado en 1997, el gobierno de Ernesto Zedillo se movilizó para que fuera liberado sin mayores escándalos. El 30 de octubre 2000, semanas después de convertirse en senador, Gutiérrez Barrios murió mientras se sometía a una cirugía. Las razones de su misterioso deceso nunca fueron explicadas y quienes trabajaron con él apostaron por el olvido. Y así pudo haber sido, de no ser por la revelación en 2006 de que el entonces director de la DFS había colaborado con la CIA en investigaciones en suelo mexicano.

UN EXTRAÑO ENEMIGO

En 2018, Prime Video, produjo una serie basada en el personaje de Fernando Gutiérrez Barrios.

En la serie se llama Fernando Barrientos, y al igual que la persona real, es un jefe de la dirección de seguridad, e intenta obtener el cargo más alto.

Barrientos une fuerzas con su jefe, Luis Echeverría, para desestabilizar la ciudad y poner en evidencia a Alfonso Corona del Rosal, gerente de la Ciudad de México que quiere eliminar la unidad, frente al presidente Gustado Díaz Ordaz. El presidente tiene un objetivo claro: llevar a cabo unos Juegos Olímpicos sin contratiempos, que culminan trágicamente en la fatídica masacre de Tlatelolco

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