Iglesia exige justicia para curas y civiles asesinados en Sierra Tarahumara
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CHIHUAHUA, CHIH.- Ayer domingo se cumplieron cinco meses del crimen de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, además del guía de turistas Pedro Palma y el joven Paul Osvaldo, en la región de Cerocahui, municipio de Urique, Chihuahua.
La exigencia de justicia por los habitantes de la región y la comunidad religiosa no cesan, ya que temen que conforme pasen los días, el caso sea olvidado como otros más que han ocurrido en la Sierra Tarahumara.
Hasta el 10 de noviembre, el subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía Berdeja, informó en la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, que se habían detenido hasta ese día a 31 personas relacionadas con el principal sospechoso del crimen de los sacerdotes, José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco”.
La última detención fue la de Fernando “N”, alias “El Cuervo”, quien fue detenido en coordinación con autoridades federales y estatales en Chihuahua en la región de Témoris.
Este último, fue vinculado a proceso por ser el probable responsable de la desaparición del activista, Cruz Soto Caraveo, quien fue localizado sin vida en el municipio de Guazapares en el año 2019.
Al pasar el tiempo y no ser detenido el principal sospechoso del crimen, el Obispo de la diócesis Tarahumara, Juan Manuel González Sandoval, destacó que sigue el grito y el reclamo de justicia por sus muertos.
“A cinco meses del asesinato de nuestros hermanos, sigue el grito y el clamor de los muertos, y el silencio y la indiferencia de los vivos, frente a la impunidad que se vuelve gobierno al seguir reclamando justicia”, dijo el sacerdote en un manifiesto.