Detienen militares al gobernador de Pando, Bolivia

Internacional
/ 16 septiembre 2008

    El prefecto fue trasladado por los militares al aeropuerto de Cobija, donde embarcó en una avioneta al parecer hacia la ciudad de La Paz

    La Paz, Bolivia.- Los militares que controlan la ciudad de Cobija, capital de Pando, detuvieron hoy al prefecto (gobernador) de esta región, el opositor Leopoldo Fernández, al que el Ejecutivo boliviano acusa de ser responsable de la matanza ocurrida en días pasados.

    Según el canal estatal, los militares ocuparon la sede de la Prefectura pandina y escoltaron a Fernández hacia un vehículo en el que también se encontraba un legislador opositor de esta región.

    El prefecto, que al parecer no opuso resistencia, fue trasladado por los militares al aeropuerto de Cobija, donde embarcó en una avioneta al parecer hacia la ciudad de La Paz, indicó la misma fuente.

    La región de Pando, situada al norte del país y fronteriza con Brasil y Perú, se encuentra en estado de sitio desde el pasado viernes a raíz del enfrentamiento armado entre civiles en el que murieron al menos quince personas y más de cien están desaparecidas, según el Gobierno del presidente Evo Morales.

    La Fiscalía General ha acusado al prefecto Fernández de "genocidio" y el Ejecutivo pide para él una condena de 30 años de prisión, al considerarlo responsable e instigador de este violento suceso.

    No obstante, el Ministerio Público también ha acusado del mismo delito a altos líderes políticos contrarios a Fernández, uno de ellos afín al Gobierno de Morales.

    En concreto, los otros acusados son el senador suplente Abraham Cuéllar, electo por la fuerza Unidad Nacional (UN) pero que ha respaldado al oficialismo en el Congreso, y el ex alcalde de Cobija Miguel Becerra.

    Agencia de noticias internacional fundada en Burgos el 3 de enero de 1939. El entonces ministro del Interior, Ramón Serrano Suñer, impulsó la creación de la agencia, en la que participaron activamente: José Antonio Jiménez Arnau, Manuel Aznar Zubigaray y Vicente Gállego.

    COMENTARIOS

    Selección de los editores