Boko Haram libera a 82 niñas a cambio de prisioneros
COMPARTIR
De las 276 que fueron secuestradas en la localidad en el noroeste de Nigeria hace tres años, 113 siguen en paradero desconocido
Dakar.- El grupo terrorista Boko Haram ha liberado este sábado a 82 de las 276 niñas que secuestró hace tres años en Chibok, en el noreste de Nigeria, como parte de un intercambio de prisioneros con el Gobierno. Así lo ha confirmado en un comunicado el presidente nigeriano, Mahamadu Buhari, quien sin embargo no precisa el número de terroristas excarcelados. Las 82 jóvenes llegaron este domingo a Abuya, la capital del país, desde Maiduguri a bordo de seis helicópteros militares para ser recibidas por el jefe de Estado en persona. Otras 113 jóvenes siguen en paradero desconocido.
“El presidente Mahamadu Buhari se complace en anunciar que las negociaciones para liberar a más niñas de Chibok han dado resultado. Hoy, otras 82 han sido liberadas”. Con estas palabras, el portavoz del presidente Garba Shehu daba a conocer la noticia, asegurando que “tras largas negociaciones, nuestras agencias de seguridad han traído de vuelta a estas chicas a cambio de algunos sospechosos de pertenecer a Boko Haram retenidos por las autoridades”. Buhari ha querido también expresar su gratitud a la ayuda prestada por las fuerzas del orden, el Ejército, el Gobierno suizo, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y ONG locales e internacionales.
Los padres han estado informados de la operación en todo momento. Según fuentes militares, las niñas fueron trasladadas en varios vehículos desde un bosque cercano a la localidad de Banki, próxima a la frontera de Camerún, hasta barracones del Ejército el sábado por la tarde y, desde allí, han sido llevadas en avión a Maiduguri para viajar a Abuya este domingo.
Fue el 13 de abril de 2014, en uno de los momentos de máxima expansión territorial de Boko Haram. Miembros de este grupo terrorista que declaró la guerra a la educación occidental y al Gobierno nigeriano penetraban en un centro de educación secundaria de Chibok, una localidad del noreste del país, y secuestraban a 276 adolescentes, de entre 12 y 17 años, que estaban haciendo unos exámenes. En un primer momento, 57 de ellas pudieron escapar de sus captores, pero el resto desaparecieron en la intrincada nebulosa de bases y campamentos del grupo terrorista.
El secuestro dio la vuelta al mundo debido a una intensa campaña de denuncia iniciada por los padres y familiares de las niñas que contó con el apoyo en las redes sociales de personalidades que se hicieron fotos con el lema #BringBackOurGirls, como la entonces Primera Dama estadounidense Michel Obama. Sin embargo, tuvieron que pasar más de dos años para que las primeras 21 fueran liberadas, en octubre de 2016, merced a negociaciones entre la secta radical y el Gobierno, también con el apoyo del CICR. Otras tres fueron localizadas y devueltas a sus familias tras una operación militar en el bosque de Sambisa, uno de los principales feudos de Boko Haram que cayó en manos del Ejército en diciembre pasado.
Durante su largo cautiverio muchas de las niñas han sido casadas a la fuerza con sus captores y violadas o abusadas sexualmente, lo que ha provocado que algunas hayan tenido bebés. Asimismo existen fundadas sospechas de que algunas de ellas puedan haber sido vendidas en redes de trata en países vecinos, como Chad y Camerún, o incluso usadas como terroristas suicidas en algún atentado. En la actualidad, 113 niñas siguen en paradero desconocido.
Las negociaciones no solo han sido largas, sino complejas. En al menos dos ocasiones (mayo de 2014 y agosto de 2016) el líder del grupo terrorista, Abubakar Shekau, exigió al Gobierno nigeriano que se sentara a negociar la liberación de presos a cambio de las niñas, pero el Ejecutivo presidido por Buhari siempre se negó públicamente a este tipo de intercambios. Pese a ello, las conversaciones estaban en marcha. Además de las niñas de Chibok, cientos de personas, entre ellas mujeres y niños, siguen secuestradas por este grupo yihadista radical.
Boko Haram, el grupo terrorista más sanguinario de África, ha provocado 20.000 muertos, 1,5 millones de desplazados internos y refugiados y una crisis humanitaria sin precedentes en el noreste de Nigeria en sus ocho años de insurgencia. La reacción del Ejército nigeriano en coordinación con las Fuerzas Armadas de países vecinos como Chad, Níger y Camerún a partir de 2015 ha logrado hacer retroceder a la secta hasta sus últimos refugios en las zonas fronterizas y en el lago Chad, así como crear divisiones internas en su seno. Sin embargo, sigue siendo capaz de provocar atentados suicidas y lanzar ataques mortales, como el que tuvo lugar el pasado 5 de mayo en una base militar chadiana en el que fallecieron 9 soldados y unos 40 terroristas.