El mejor alcalde del mundo está en la ciudad más pobre de Francia

Internacional
/ 18 septiembre 2021

Philippe Rio fue reconocido por City Mayors Foundation como el mejor alcalde del mundo en 2021 es de Grigny, la ciudad más pobre de Francia.

El mejor alcalde del mundo en 2021 es de Grigny, la ciudad más pobre de Francia. En entrevista con EFE, el comunista Philippe Rio confía en que la distinción que reconoce su trabajo, recién otorgada, permita hacer más visible “las políticas municipales de rostro humano y ecológico”.

“Este premio nos da esperanza para el futuro. Hemos salvado vidas (durante la pandemia), hemos logrado que niños y jóvenes hayan continuado con su formación”, expone Rio, en relación al honorífico galardón que concede cada año el organismo progresista City Mayors Foundation, con sede en Londres.

Premiado ex-aequo con el alcalde de Rotterdam, Ahmed Aboutaleb, el regidor galo, de 47 años, asume su “sorpresa” por ver a su ciudad en los medios por “buenas razones”: “Hemos sido la primera ciudad francesa en vencer ese galardón, incluso el primer ministro, Jean Castex, me ha enviado un mensaje de felicitación”.

Al menos por esta semana, Grigny no está asociada a nombres como Amedy Coulibaly, vecino de la cuidad quien asesinó a cinco personas en un atentado yihadista contra un supermercado judío en 2015, o por ser un foco de violencia callejera en 2005 y en 2016.

Tampoco lo está por tener a cerca del 50 % de su población por debajo del límite de la pobreza establecido en Francia (situado en los 900 euros mensuales) o porque el 25 % esté desempleado, más del doble que la media nacional. Tampoco porque muchos de sus habitantes acudan a comedores sociales cada día.

Por una vez hemos vuelto a ver juntas las palabras ‘Grigny’ y’ mejor’. Soy consciente de que este galardón no servirá para cambiar las cosas de la noche a la mañana, pero nos da motivación”, arguye.

Una red de solidaridad “increíble” creada durante la crisis sanitaria ha permitido a Grigny levantarse del golpe de la covid. “Ciudades vulnerables, frágiles, como la nuestra son más castigadas que otras zonas”, razona Rio.

También ha ayudado a salir a flote la “resiliencia” adquirida por el Gobierno municipal, acostumbrado a gestionar crisis todos los días por la falta de vivienda digna, la inseguridad, la educación o el desempleo.

La transición ecológica en Grigny va además muy avanzada, por delante de la mayor parte de ciudades francesas. En los próximos 10 años, conseguirá cubrir el 80 % de sus necesidades energéticas con fuentes renovables.

DELANTE DE UNA CIUDAD EN POSGUERRA

Grigny, de unos 30,000 habitantes y situada a 30 kilómetros al sur de París, quedó delante de ciudades como la siria de Al Raqa, gobernada por Leila Mustafa que ha reconstruido la urbe después de haber estado en manos del Estado Islámico (EI).

Yo voté por Al Raqa y su alcaldesa, ellos se han enfrentado realmente a una situación excepcional (posguerra). Admiro la valentía de la alcaldesa. En mi corazón ganó Al Raqa”, afirma el regidor comunista.

Además de la inversión en educación, sanidad y ecología, Rio apuesta por otro vector, el de la seguridad, algo polémico dentro de la izquierda y asociado a un valor de la derecha o la ultraderecha.

Para luchar contra la pobreza y en favor de la educación hay que hacerlo en seguridad”, sostiene el alcalde. “Necesitamos más policías y mejor formados”, añade. Grigny ni siquiera tiene una comisaría de Policía, recuerda.

Para Rio, es necesaria “una reconciliación nacional” porque “el debate sobre la Policía está muy polarizado”. Por ejemplo, en la fiesta anual del Partido Comunista celebrada el pasado fin de semana, hubo muchos gritos en contra de la policía.

Entre los dos extremos que hay, el de la violencia policial y la inseguridad, tenemos el derecho de tener una Policía que haga bien su trabajo y una población que la respete”, concluye.

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