En Honduras, algunos votantes se dejaron persuadir por Trump, otros se enfadaron

Internacional
/ 8 diciembre 2025

Honduras, un pequeño país centroamericano que se encuentra entre los más pobres del hemisferio occidental, ha lidiado con una tormenta política durante la última semana y media

Por James Wagner y Jeff Ernst

El presidente Trump apoyó a Nasry Asfura días antes de las elecciones del 30 de noviembre y denunció a sus oponentes. En una contienda reñida, eso ha inclinado potencialmente la balanza.

Antes de las elecciones presidenciales de Honduras el 30 de noviembre, José Ignacio Cerrato López, un hombre jubilado, tenía casi tomada una decisión.

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Aunque Cerrato López, de 62 años, apoyaba normalmente al Partido Nacional, de derecha, dijo que había planeado votar por otro candidato derechista, Salvador Nasralla, quien iba a la cabeza por un pequeño margen en algunas encuestas, con la esperanza de sacar al partido de izquierda gobernante.

Pero cuando el presidente Donald Trump dio su apoyo al candidato del Partido Nacional, Nasry Asfura, pocos días antes de la votación, y sugirió que no trabajaría con los otros dos candidatos principales, Cerrato López dijo que estaba sorprendido, pero le complacía. Dijo que había cambiado su voto a Asfura.

Trump “dijo que sí iba a hacer más peor las cosas”, dijo Cerrato López, en alusión al temor de que las relaciones migratorias y económicas entre los países pudieran deteriorarse si no ganaba el candidato preferido del presidente estadounidense.

Y cuando Trump anunció que indultaría a un conocido expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, miembro del partido de Asfura que fue condenado el año pasado por colaborar con los cárteles para plagar Estados Unidos de cocaína, Cerrato López dijo que confiaba más en su decisión porque creía que Hernández había ayudado a los militares cuando estaba en el poder.

Honduras, un pequeño país centroamericano que se encuentra entre los más pobres del hemisferio occidental, ha lidiado con una tormenta política durante la última semana y media.

La intervención de Trump en las elecciones del país —apoyó a un candidato, denunció a otros como “comunistas”, indultó a un expresidente condenado y alegó fraude electoral sin pruebas— ha desatado temores de que haya inclinado la balanza a favor de su candidato preferido. Y la propia contienda sigue sin resolverse.

Los problemas con la contabilización de los resultados han alimentado las dudas sobre la integridad de las elecciones y han traído a la memoria las elecciones de 2017, en las que hubo denuncias generalizadas de fraude que ocasionaron disturbios. Además, los dos principales candidatos rechazados por Trump han denunciado fraude e injerencias injustas.

Hasta el sábado por la tarde, la autoridad electoral hondureña dijo que Asfura aventajaba a Nasralla por 0,7 puntos porcentuales, o unos 20.000 votos, con casi el 75 por ciento de las actas escrutadas.

“No permitiremos que alteren la voluntad popular”, dijo Nasralla el sábado, con lo que sugirió, sin presentar pruebas, que el partido de Asfura estaba manipulando los resultados y pidió a las autoridades electorales que publicaran más.

(Esta es la cuarta vez que Nasralla se presenta a las elecciones presidenciales y ha denunciado fraude en otras ocasiones).

El sábado, la Organización de los Estados Americanos, que observó las elecciones y señaló su preocupación por el sistema electoral, pidió que las fases restantes del proceso “se lleven a cabo con total claridad, máxima eficiencia y sin ningún tipo de retraso”.

El organismo electoral ha señalado más de 2400 actas por inconsistencias, lo que representa votos suficientes para inclinar la elección hacia cualquiera de los dos candidatos principales. Un asesor de Nasralla, Arístides Mejía, dijo que la campaña impugnaría muchas más por lo que dijo que eran irregularidades.

Mejía dijo que los votantes independientes y “muchos” simpatizantes del partido de Asfura habían tenido la intención de votar por Nasralla porque consideraban que era quien tenía más posibilidades de acabar con el mandato del partido gobernante, del que forma parte la candidata Rixi Moncada.

“Pero cuando oyeron eso de Trump, esos se regresaron a su partido, y algunos independientes empezaron a dudar”, dijo.

Ricardo Romero Gonzales, quien dirige una empresa independiente de encuestas en Honduras, dijo que, según sus sondeos diarios, Nasralla tenía una ventaja de nueve puntos antes del apoyo de Trump a Asfura. Después de la intervención de Trump, dijo, los candidatos estaban prácticamente empatados.

Romero Gonzales dijo que aproximadamente un tercio de los hondureños tienen un familiar en Estados Unidos y que la gente pensaba en ellos a la hora de votar. Y añadió: “La gente considera que el país estará peor si somos enemigos de Trump”.

No todos estaban satisfechos con la intervención de Trump en las elecciones de su país.

Unas cuantas decenas de personas de organizaciones indígenas, ecologistas y de trabajadores agrícolas marcharon el jueves hasta la embajada estadounidense en la capital, Tegucigalpa, para protestar por la injerencia del presidente estadounidense y su indulto a Hernández. Otros hondureños entrevistados, aunque no habían salido a la calle, dijeron estar molestos con Trump.

Uno de los manifestantes, Arnold Sánchez, de 24 años, carpintero y activista de una organización indígena, dijo que el gobierno de Trump buscaba “imponer lo que ellos quieren y no dejarnos elegir lo que nosotros queremos”. Dijo que Trump estaba “metiéndonos miedo” en Honduras.

Los hondureños que votaron por Asfura dijeron que lo hicieron en parte porque anhelaban una mejor relación con Estados Unidos. Añadieron que les preocupaba que la victoria de un candidato diferente pudiera perjudicar a Honduras, un país que depende en gran medida de las transferencias de dinero de muchos migrantes indocumentados en Estados Unidos.

Alexi Salustriano Vargas, un hombre de 65 años que limpia zapatos en Tegucigalpa, dijo que esperaba que Asfura tal vez pudiera frenar las deportaciones de hondureños indocumentados por parte de Trump, o incluso que se restableciera un programa de protección de migrantes. (Trump no ha prometido ninguna de las dos cosas si gana Asfura).

“Si no tenés una comunicación, no se puede hacer nada”, dijo.

Norma Ortega, de 58 años, quien lleva más de dos décadas vendiendo frutas y verduras en Tegucigalpa, dijo que de todos modos habría votado por Asfura, pero que el respaldo de Trump la hacía sentirse más segura. Dijo que creía que Asfura podría ayudar a proteger el flujo de remesas de Honduras y a sus migrantes.

“Eso nos beneficia a todos”, dijo Ortega, que gana unos 380 dólares al mes con su esposo como vendedora de frutas y verduras, pero recibe transferencias de dinero de sus dos hijos en Estados Unidos.

A pesar de que su candidato preferido iba a la cabeza, Ortega reconoció que los retrasos y las interrupciones en los resultados de las elecciones la hicieron reflexionar.

Cuando ocurren ese tipo de cosas, dijo, es cuando “la gente empieza a creer que hay un fraude”.

c. 2025 The New York Times Company

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