Mick Mulvaney, nuevo jefe de Gabinete de Donald Trump

Internacional
/ 15 diciembre 2018

Mick Mulvaney suele presumir de que no hay nadie más de derechas que él en la Casa Blanca de Donald Trump.

El presidente, Donald Trump, despejó hoy la incógnita sobre el sucesor del general retirado John Kelly como jefe de Gabinete de la Casa Blanca con el nombramiento del hasta ahora director de su Oficina de Presupuesto, Mick Mulvaney.

Trump utilizó su red social favorita, Twitter, para informar él mismo de la designación.

"Estoy encantado de anunciar que Mick Mulvaney, director de la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca, será nombrado jefe de Gabinete interino reemplazando a John Kelly, que ha servido a nuestro país con distinción", dijo Trump.

"Mick ha hecho un trabajo sobresaliente en la Administración. ¡Estoy deseando trabajar con él en su nuevo puesto mientras seguimos haciendo EU GRANDE DE NUEVO! John se quedará hasta fin de año. ¡Es un GRAN PATRIOTA y quiero agradecerle personalmente por su servicio!", tuiteó el mandatario.

En declaraciones a los periodistas, un responsable de alto rango de la Administración precisó que "no hay ningún límite de tiempo" en el mandato de Mulvaney como jefe de Gabinete.

"Él es el jefe de Gabinete interino, lo que significa que es el jefe de Gabinete. Fue elegido porque al presidente le gusta, ellos se llevan" bien, subrayó la fuente.

Cuestionado sobre el motivo por el que fue designado de forma temporal, la fuente remarcó que "eso es lo que presidente quiere”.

El funcionario mencionó la experiencia pasada de Mulvaney como legislador: "Conoce el Congreso", subrayó el responsable, quien reveló que el futuro jefe de Gabinete estuvo hoy en la Casa Blanca, donde se reunió con Trump.

"Mick estuvo aquí trabajando en cosas de presupuesto.. Se reunieron (Mulvaney y Trump) cara a cara esta mañana", indicó el responsable.

Mulvaney sustituirá a partir del 1 de enero de 2019 a Kelly, quien había ocupado el cargo desde julio de 2017.

Trump reveló el sábado que Kelly abandonará el puesto a finales de año después de meses de tensiones entre el mandatario y el general retirado, que trató de imponer disciplina en el Ala Oeste de la Casa Blanca, pero que no pudo contener las polémicas declaraciones y tuits del presidente.

El funcionario de la Administración aseguró hoy que Kelly está contento por el nombramiento de Mulvaney y reiteró que el general retirado permanecerá en el puesto hasta finales de año.

Antes de Kelly, el cargo estuvo ocupado por Reince Priebus, expresidente del Partido Republicano y que también tuvo desacuerdos con el mandatario.

Poco después del anuncio de Trump, el propio Mulvaney respondió en Twitter que "es un tremendo honor": "Deseo trabajar con el Presidente y todo el equipo ¡Va a ser un gran 2019!”.

Después de que se supiera hace una semana la marcha de Kelly, las quinielas se habían multiplicado en los últimos días sobre quién sería su sustituto y entre las distintas opciones sobre las que se había especulado en los medios había aparecido el nombre de Mulvaney.

En febrero de 2017, Mulvaney se convirtió en el director de la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca, cargo desde el que ha diseñado las partidas presupuestarias que el presidente presenta al Congreso.

Anteriormente, entre 2011 y 2016, Mulvaney ocupó un escaño en la Cámara de Representantes en representación de un distrito de Carolina del Sur y se convirtió en uno de los fundadores del Freedom Caucus (Caucus de la Libertad), un grupo de congresistas ultraconservadores.

Mulvaney alcanzó especial notoriedad en noviembre del año pasado, cuando Trump le nombró para dirigir la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB, en inglés) mientras la jefa saliente, Leandra English, afirmaba seguir al mando.

El caso acabó en los tribunales y un juez falló a favor de Mulvaney, que pudo seguir a cargo de la CFBP, agencia creada a partir de la reforma financiera del expresidente Barack Obama (2009-2017).

El funcionario de la Administración señaló que Mulvaney será reemplazado por Russell Voight, el ahora responsable de la CFPB, al frente de la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca.

 

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Mick Mulvaney, un radical del "Tea Party" en el Despacho Oval de Trump

Mick Mulvaney suele presumir de que no hay nadie más de derechas que él en la Casa Blanca de Donald Trump. El presidente estadounidense confió a este ultraconservador la elaboración del presupuesto y ahora lo nombró su nuevo jefe de gabinete, abriendo las puertas del Despacho Oval al "Tea Party”.

Mulvaney, que nació en el extrarradio de Washington hace 51 años pero se crió en Las Carolinas, dejó el lucrativo negocio inmobiliario familiar en 2006 para entrar en política. Estaba decepcionado con los republicanos y con el expresidente George W. Bush (2001-2009) por estar hinchando el déficit nacional, la obsesión que le ha acompañado en su carrera.

Él esperaba que Bush liderara una revolución para reducir el aparato burocrático, pero en su opinión pasó lo contrario.

Según explica el propio Mulvaney, Jeb Bush lo llamó para pedirle su apoyo en las primarias republicanas de 2016, a lo que él respondió: "Gobernador, entré en política porque no me gustaba lo que su familia estaba haciendo”.

En esa contienda que ganó Trump, Mulvaney apoyó al senador del "Tea Party" Rand Paul, que comparte con él su obsesión por la deuda.

Mulvaney fue elegido representante estatal en Carolina del Sur en 2006, cuando la bandera confederada todavía ondeaba en su Asamblea General, y dos años después saltó a su Senado. Pero Carolina del Sur se le quedó pequeña, y en 2010 participó en la ola conservadora que arrebató a Barack Obama el control de la Cámara Baja federal.

Ese año fue elegido por el mismo distrito que representaba en la ficción de "House of Cards" Frank Underwood, el quinto de Carolina del Sur, siendo el primer republicano en lograrlo desde 1883.

Su carrera política dio un nuevo salto cuando Trump lo fichó tras ganar las elecciones para su Gabinete dirigiendo la Oficina de Administración y Presupuesto, encargada de elaborar la propuesta de cuentas públicas del Gobierno.

Su confirmación colgó de un hilo cuando reconoció que dejó de pagar unos 15,000 dólares en impuestos por la niñera de sus trillizos, pero finalmente logró el apoyo del Senado en una ajustada votación en la que el fallecido John McCain se le opuso por su escepticismo sobre el gasto militar.

Mulvaney tenía el sueño de reducir el presupuesto público a lo esencial, incluidas reformas de las dos mayores partidas: los programas sociales Medicare y Social Security, y la misión de convencer de ello a un presidente que no cree en la austeridad.

Pese a no lograr todo lo que sus compañeros del "Tea Party" -un poco decepcionados- esperaban de él, los presupuestos con el sello de Mulvaney para 2018 proponían importantes recortes en todos los departamentos con excepción del Pentágono.

"Cuando reduces el gasto en programas con nombres bonitos, la gente cree que estás en contra de esas cosas bonitas", dijo Mulvaney, al defender que su objetivo solo es cambiar la forma en la que se gasta el dinero en Washington.

Sin embargo, como en sus años como legislador, sus propuestas chocaron con una mayoría republicana y demócrata en el Congreso que rehizo las cuentas casi por completo antes de aprobarlas, apuntalando ese incremento del déficit que Mulvaney aborrece.

El senador republicano por Carolina del Sur Lindsey Graham, con el que juega al golf, dijo que el 29 % de recorte que propuso para el Departamento de Estado llevaría a "muchas situaciones como Bengasi", en alusión al ataque al consulado estadounidense en esa ciudad de Libia.

Mulvaney fue congresista en Washington durante seis años. A su llegada fundó la facción ultraconservadora Freedom Caucus, que tantos problemas ha causado a los republicanos por su radicalidad e intransigencia al pacto.

No tiene un gran currículum de logros legislativos para mostrar, pero sí se le recuerda como un agitador eficaz.

Con su nombramiento como jefe de gabinete, el "Tea Party" pone los dos pies en el Despacho Oval y Mulvaney tiene la nueva misión de escorar a Trump a la derecha y no salir escaldado en el intento, como sus predecesores.

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