Ohsumi, un investigador revolucionario

Internacional
/ 3 octubre 2016

El ganador del Premio Nobel de Medicina de este año fue el primero en observar a través del microscopio el proceso de la autofagia (auto: así mismo, fagia: comer).

Es una persona muy abierta, humilde y cercana, que se concentra en la ciencia"...

El científico japonés Yoshinori Ohsumi es responsable de una revolucionaria investigación sobre el sistema de reciclaje de las células, un campo científico antes poco conocido pero clave para entender cómo abordar enfermedades como el alzhéimer o el cáncer.

El ganador del Premio Nobel de Medicina de este año fue el primero en observar a través del microscopio el proceso de la autofagia (auto: así mismo, fagia: comer). En dicho proceso, las células degradan partes de sí mismas para que les sirvan como fuente de alimento, evitando así la inanición.

Humilde y cercano, según sus colegas, Ohsumi procede de un entorno académico, trabajó mucho para llegar a la élite de la investigación y no dirigió su propio laboratorio hasta los 43 años.

"Es una persona muy abierta, humilde y cercana, que se concentra en la ciencia", explicó Tassula Proikas-Cezanne, de la Universidad de Tubinga (Alemania), que coincidió con él en congresos científicos. "Siempre dije que alguna vez ganaría el Premio Nobel", añade.

"No soy muy competitivo", dijo él mismo en una entrevista, en la que explicaba a los jóvenes investigadores que él siempre buscaba nuevos objetos de estudio, "aunque no sean muy populares".

Ohsumi, de 71 años, nació en 1945 en la isla de Kyushu, al sur de Japón. Los comienzos de su carrera científica no fueron fáciles. Su padre era profesor de Ingeniería en la Universidad de Kyushu. Mientras que él trabajaba más orientado a la industria, el joven Ohsumi estaba más interesado en la ciencia. Tras terminar el instituto, se inscribió en la Universidad de Tokio en Química, pero rápidamente se dio cuenta de que no le resultaba muy interesante.

Por eso cambió de campo a la biología molecular, entonces muy en auge. El inicio de la década de los 60 fue "la edad de oro de la biología molecular", aseguró Ohsumi, que se doctoró en 1974 e investigó hasta 1977 con un postdoctorado en la Universidad Rockefeller de Nueva York.

De vuelta en Japón, en 1988 empezó a dirigir un laboratorio y a investigar áreas que hasta entonces habían recibido poca antención académica, dilucidando el mecanismo de degradación de las vacuolas en las levaduras.

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Este campo de investigación, antes muy poco conocido, ha ganado popularidad en los útlimos años. Se ha pasado de unas 10 publicaciones sobre autofagia a principios de los años 90 a unas 2,000 en la actualidad.

En 2009 Ohsumi se convirtió en profesor emérito y actualmente es profesor honorífico en el Instituto de Investigación Innovadora del Instituto de Tecnología de Tokio, donde sigue investigando la autofagia junto a su equipo.

Antes que el Nobel, el científico nipón recibió varios premios por sus descubrimientos, entre ellos el Premio de la Academia de Japón en 2006, el Premio Kioto en 2012, el Premio Internacional Canadá Gairdner en 2015 o el Premio Wiley y el Paul Janssen este año.

La investigación de la autofagia "contribuye a una gama de funciones fisiológicas, como la inhibición de células cancerígenas y el envejecimiento, elminando patógenos y limpiando el interior de las células", explica Ohsumi en la web del Instituto de Tecnología de Tokio.

"Todos los resultados de mis investigaciones comenzaron con observaciones a través del microspio", afirmó el investigador. "Así que incluso ahora, a los estudiantes que vienen a mi laboratorio los pongo a trabajar con el microscopio. Esa debería ser la manera de hacer biología y creo que es importante”.

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