"One Planet" busca impulsar el acuerdo de París

Internacional
/ 11 diciembre 2017

En el Acuerdo del Clima de París, la comunidad mundial se fijó el objetivo de limitar el aumento de las temperaturas debido a los gases de efecto invernadero a menos de dos grados.

En lo que tiene que ver con el simbolismo, es difícil hacerle sombra a los franceses. Los 50 jefes de Estado y de Gobierno que asistirán el martes a la cumbre del clima que el presidente Emmanuel Macron organiza en la capital francesa en el segundo aniversario del Acuerdo del Clima de París no llegarán en limusina, sino en barco.

El encuentro en un centro cultural futurista en una isla del Sena, al oeste de la capital francesa, tiene como fin impulsar las medidas para proteger el clima en todo el mundo. La cuestión principal a debatir es cuánto más dinero se puede destinar a la protección del clima y a las llamadas tecnologías verdes.

El "One Planet Summit" también está pensado como una señal de que la lucha contra la amenaza del cambio climático continúa, a pesar del anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, de que se retira del acuerdo de París. De paso, el jefe de Estado francés, afecto a los grandes gestos, vuelve a montar un escenario en el que se lo verá con un papel de líder internacional.

 

En el Acuerdo del Clima de París, la comunidad mundial se fijó el objetivo de limitar el aumento de las temperaturas debido a los gases de efecto invernadero a menos de dos grados. Aunque se mantuvieran todas las promesas, lo que no es seguro, lo más probable es que haya un calentamiento de 2,8 grados, con consecuencias catastróficas. El tiempo apremia más que nunca antes, afirma el Palacio del Elíseo.

¿Pero es la cumbre de París con miles de participantes algo más que un símbolo? A fin de cuentas apenas pasó un mes desde que el mundo debatió en la cumbre del clima de Bonn sobre la implementación del acuerdo. París no se quiere meter en esta difícil búsqueda de compromisos. La cumbre, co-organizada por Naciones Unidas y el Banco Mundial, debe ser más bien un foro para los que quieren avanzar. El Palacio del Elíseo afirma que se trata de soluciones concretas. Se esperan anuncios de bancos de desarrollo públicos, empresas y otros actores que quieren contribuir a la protección del clima.

Cuando se trata de dinero, la diplomacia climática es especialmente complicada. Los efectos causados por daños ya no evitables y pérdidas ("loss and damage"), como por ejemplo por olas de calor y aumentos de los niveles del mar, afectan sobre todo a los países en desarrollo. Por eso piden desde hace tiempo más apoyo de los países ricos. En Bonn apenas se llegó a acordar otra hoja de ruta.

Algo mejor reguladas están las ayudas financieras para la adecuación de los países más pobres al cambio climático, para lo cual hay un fondo que debe formar parte del acuerdo de París. Además está la promesa de los países industriales de poner a disposición a partir de 2020 anualmente 100,0000 millones de dólares en ayudas para el clima.

De todas formas, el Palacio del Elíseo dejó claro que la cumbre de París no será una conferencia de donantes. En el centro están los esfuerzos por tener más en cuenta el clima en el reparto de fondos privados y públicos. De acuerdo con un informe de la organización Oil Change International, los bancos de desarrollo internacionales y los institutos de financiamiento público de los países del G20 destinan cuatro veces más dinero a las energías fósiles que a alternativas verdes.

Muchos defensores del clima se alegran de que Macron tenga la protección del clima en lo alto de su agenda. Sin embargo, otros advierten acerca de la exhibición de grandes gestos que luego no tendrán consecuencias. "La protección del clima no necesita otra foto grupal, sino medidas valientes", dijo a dpa el especialista de Greenpeace Alemania Karsten Smid.

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