La verdadera historia detrás de la leyenda de la mujer del muelle de San Blas

La famosa canción de El Muelle de San Blas de Mana, es sobre una mujer que merodeaba en Nayarit esperando a un amor que fue ‘tragado por el mar

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/ 24 febrero 2023
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Hay historias que son tan incréibles, tan llenas de misticismo e inverosimilitud, que parecen sacadas del la imaginación de un poeta, pero no siempre es así.

Las mejores historias son reflejo de una realidad humana, que son extraídas de forma creativa para ser convertidas en obras de arte y que muchas veces quedan permeadas en el incosciente colectivo.

Este el caso de la famosa canción de El Muelle de San Blas de Mana, sobre una mujer que merodeaba en Nayarit esperando a un amor que fue ‘tragado por el mar’.

Hablamos de Rebeca Méndez mujer originaria de Guadalajara quien estudió cinematografía, y era conocida como “la loca del Muelle de San Blas”, y en 1971 a tres días de su boda, en la playa “El borrego” en San Blas, Nayarit, su novio Manuel entró al mar y nunca más regresó.

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Por lo que Rebeca aseguraba que Manuel se embarcó muy temprano para la pesca, junto a otros hombres.

En el día de la boda, Rebeca se vistió de novia y fue a esperarlo, caminando por días por la playa “El borrego”, esperando que su amado Manuel volviera.

De acuerdo a datos históricos, se sabe que hubo una tormenta, y hubo otras personas desaparecidas, así que los familiares de los supuestos náufragos se compadecían de Rebeca, llevándole comida. Posteriormente su familia fue a buscarla y a brindarle su apoyo.

Años después el grupo mexicano de rock Maná, compuso la canción del Muelle de San Blas y ella se emocionaba al saber que la letra se basaba en su historia.

En el 2012, falleció en Monterrey a los 63 años. La letra dice:

Ella despidió a su amor

El partió en un barco en el muelle de San Blas

El juró que volvería

Y empapada en llanto, ella juró que esperaría

Miles de lunas pasaron

Y siempre ella estaba en el muelle, esperando

Muchas tardes se anidaron

Se anidaron en su pelo y en sus labios

Llevaba el mismo vestido

Y por si él volviera, no se fuera a equivocar

Los cangrejos le mordían

Su ropaje, su tristeza y su ilusión

Y el tiempo se escurrió

Y sus ojos se le llenaron de amaneceres

Y del mar se enamoró

Y su cuerpo se enraizó en el muelle.

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