Grupo Vida y Silvia Ortiz en 10 años han encontrado 27 zonas de exterminio en la región Laguna de Coahuila

México
/ 22 marzo 2025

En una década, las familias se han convertido en especialistas forenses capaces de detectar si un fragmento óseo pertenece a un animal o a un humano e inclusive la parte del cuerpo a la que pertenece

Hace 10 años, cuando Silvia Ortiz, madre de una mujer desaparecida, salió junto con integrantes del Grupo Vida a realizar una búsqueda a un predio del municipio de Matamoros, Coahuila, se topó con el rechazo y el cuestionamiento de la autoridad.

“Qué están haciendo, ustedes no pueden ni deben estar haciendo eso”, reclamaron funcionarios a las familias, pero ese día, con pico y pala, las familias de personas desaparecidas comenzaron por primera vez a cavar la tierra en búsqueda de restos óseos, de indicios de masacres, de una pista que los llevara a saber de sus seres queridos que no han vuelto a casa.

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“Les dijimos que no nos iban a tener y ellos nos asustaron más de una vez. Nosotros estábamos caminando y escuchábamos los balazos, porque ellos estaban jugando con latas. Hemos tenido muchos problemas. Ahora es diferente, pero sí nos costó mucho”, recuerda Silvia Ortiz, representante de Grupo Vida y madre Stephanie Sánchez Viesca Ortiz, ‘Fanny’, desaparecida en 2004 en Torreón.

Una década después, Grupo Vida ha encontrado 27 zonas de exterminio en la región Laguna.

Todos son sitios donde han hallado el horror: fragmentos óseos calcinados o carbonizados; paredes con los agujeros de los disparos, como si se tratara de un paredón; tambos agujereados donde el relato refiere que quemaron a las personas; esposas, vestimenta, calzado, entre otras cosas.

También, en una década, las familias se han convertido en especialistas forenses capaces de detectar si un fragmento óseo pertenece a un animal o a un humano e inclusive la parte del cuerpo a la que pertenece.

”Han sido talleres y talleres y diplomados. Esta parte de aprendizaje, pero yo creo que el mejor aprendizaje lo hemos tenido en el campo directamente”, cuenta Silvia Ortiz.

Desde aquella primera búsqueda en el municipio de Matamoros, han tenido decenas más.

Entre semana o fines de semana, las familias salían a campo, primero solos, después, acompañados por equipos especializados del Estado o la federación.

Las búsquedas están dirigidas a los lugares donde personas anónimas, a través de llamadas, mensajes de celular o mensajes en redes sociales, les avisan que sucedió un posible exterminio; que veían camionetas con hombres armados, que veían las llamaradas de fuego o que escuchaban el llanto de la tortura.

Así llegaron a Patrocinio, en el municipio de San Pedro de las Colonias, su primer gran hallazgo y el más importante en 10 años.

”Fueron los chiveros los que nos dijeron que ahí habían pasado cosas”, recuerda Ortiz.

En el lugar han encontrado más de una tonelada de restos óseos. Cada determinado tiempo regresan a este sitio a seguir explorando, pues hace 10 años los especialistas advirtieron que tardarían 20 años en recorrer las 64 hectáreas.

Sin embargo, hace unos días, en la última visita a la zona, Silvia Ortiz recibió la noticia de que se requerirán cinco años más de búsqueda. En total, 25 años.

”Patrocinio ahí está. Patrocinio es una locura”, comenta.

Allí han encontrado placas de piernas, trabajos dentales, anillos. Todo es información. Inclusive, en la última búsqueda a la zona, Silvia Ortiz refiere que hallaron una pieza dental que tiene plasmada la figura del conejo de Playboy.

”Esto a alguien lo debe de traer, o sea, si alguien debe tener este. En la semana pasada nos salió una coronilla de oro. Nos salió un anillo que está increíble, dicen que es de acero porque no se quemó”, platica.

El reto de identificar

En una década de picar la tierra, Grupo Vida ha encontrado otros sitios de exterminio además de Patrocinio: Santa Elena, San Antonio de Gurza, Estación Claudio, Cerro Bola, El Venado, El Volcán.

Cada sitio tiene su peculiaridad, afirma la representante de Grupo Vida.

En Patrocinio, por ejemplo, se estima que el exterminio sucedió entre el 2008 y 2012.

En la última visita encontraron una lata con fecha de caducidad del 8 de agosto de 2009.

En Santa Elena los hechos ocurrieron en 2012. Inclusive la forma de desperdigar los restos fue diferente.

”En San Antonio del Alto, donde fueron otros sicarios de los Zetas, se va a oír horrible, pero tuvieron más orden en el trabajar. Patrocinio es locura porque no sabemos. Va a llegar el momento que vamos a tener que quitar todos los mezquites”, describe.

La activista afirma que la manera como se están encontrando los restos es un problema para la identificación.

Hasta ahora, de todos los restos que han hallado en las zonas de exterminio, Silvia Ortiz sabe que se han logrado identificaciones, incluida la identificación de la hija de una compañera del colectivo, pero tampoco son tantas como quisieran, por lo que critica que no exista un trabajo interestatal y que los bancos genéticos de los estados no trabajen correctamente.

“En Durango hay 500 perfiles, pero no son 500 los desaparecidos. El banco genético debería tenerlo la Fiscalía General de la República y la Comisión Nacional de Búsqueda y no se está haciendo. No lo están logrando”, lamenta.

Así, mientras las identificaciones de sus hallazgos se rezagan, Grupo Vida acumula información de posibles nuevas zonas de exterminio. Sin embargo, el tiempo apremia, dice la madre buscadora.

“Tenemos lugares que están totalmente vírgenes. Que todavía no se han podido procesar, pero porque no terminamos”, menciona.

A 10 años de la primera búsqueda, Silvia Ortiz señala que ya le está enseñando a sus hijos y nietos cómo trabajar la tierra, cómo realizar búsquedas en campo.

Ella tiene 61 años y afirma que no sabe si le alcanzará la vida.

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