Afirmar que de “2018 a la fecha el Gobierno de México no desaparece personas ni viola derechos humanos, y tampoco tolera ni encubre a ninguna autoridad”, es un distractor para ocultar una verdad incuestionable: el fracaso de la política obradorista “abrazos no balazos”, de la cual ella también fue responsable durante poco más de un año, en que fungió como secretaria de gobernación, el segundo cargo gubernamental más importante de México y que además es responsable de la seguridad interna de nuestro país, así como de coordinar al gabinete presidencial.