Ministra Loretta Ortiz no trabaja para vigilar la constitucionalidad de actos públicos, sino para satisfacer deseos de AMLO
Para Raymundo Riva Palacio, el problema de la ministra Ortiz es que se convirtió en una especie de títere de López Obrador
Los tres proyectos de la ministra Loretta Ortiz en La Suprema Corte de Justicia, desestiman las acciones promovidas por la Comisión Federal de Competencia y por un grupo de senadores, donde jueces especializados determinaron que violaba los principios constitucionales de libre competencia y concurrencia en el mercado eléctrico.
De acuerdo con la columna de Raymundo Riva Palacio, publicada por VANGUARDIA, dichos proyectos son una calca de las declaraciones de Andrés Manuel López Obrador, donde se ataca a los jueces por sus fallos y se exaspera porque la reforma eléctrica está congelada hasta ahora, y ordenó meter el acelerador.
Así que la próxima semana arrancará en la Cámara de Diputados el proceso para dictaminar la reforma eléctrica, que quisieran votar antes de Semana Santa que empieza el 10 de abril , justo el día de la consulta para la revocación de mandato.
Menciona Riva que la ministra Ortiz, no trabaja para vigilar la constitucionalidad de los actos públicos, sino para satisfacer los deseos de Andrés Manuel López Obrador.
Añade que ella fue parte de la estructura de Morena hasta antes de ser nombrada para ministra de la Suprema Corte y estar casada con un incondicional de AMLO, José Agustín Ortiz Pinchetti, el fiscal para delitos electorales.
Sin embargo, esta relación, si la colocó en un conflicto de interés, en el caso de los amparos a Laura Morán y Alejandra Cuevas parientes políticos del fiscal Alejandro Gertz Manero, jefe de su esposo.
Por lo que Ortiz alegó que no había ningún conflicto de interés y que no se excusaba. Por lo tanto, quien había hecho parte de su vida profesional la defensa de los derechos humanos, votó en contra de los derechos humanos de las señoras Morán y Cuevas y se alineó con el deseo en ese momento del Presidente, el apoyo limitado a Gertz Manero.
Agrega que la ministra forma parte de la destrucción acelerada de los contrapesos del Estado Mexicano, cuya estrategia ha sido la eliminación de aquellos órganos que cuestan políticamente poco, y la colonización de aquellos que desaparecerlos implicaría conflicto, querellas internacionales y una controversia que sólo lo atorarían en sus objetivos.
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Subraya Riva que el hecho que un Presidente designe a ministras o ministros que piensen con el mismo marco de referencia, no es algo extraño ni inusitado. En México y en otras partes del mundo así lo hacen sus líderes, porque eso les permite consolidar sus programas y lograr sus objetivos.
Para Riva el problema de la ministra Ortiz es que se convirtió en una especie de títere de López Obrador. Podía haber elaborado los tres proyectos de acuerdo con su pensamiento y creencias, lo que no significaría una subordinación a AMLO.
En noviembre del año pasado, cuando fue elegida como ministra por el Senado, aseguró que sus votos serían autónomos e independientes, y que si hubiera una circunstancia por la cual tuviera un interés en un asunto, se excusaría.
Riva concluye mencionando que no se excusó en el caso de la familia política del fiscal Gertz Manero, y no es ni autónoma ni independiente. Fue nominada por el presidente López Obrador a la Suprema Corte, porque era confiable y podía contar con ella en los casos donde la necesitara. AMLO dejará el poder en 2024, pero ella continuará en el cargo.