La derecha busca la desaparición del Estado para entregarlo a las trasnacionales: Dussel

Nacional
/ 29 septiembre 2015

"No somos individuos, somos comunidad y a partir de ahí ya no es posible aceptar el liberalismo. El liberalismo no acepta la participación"

Con una advertencia sobre la extinción de la humanidad por la aplicación del modelo capitalista basado en la injusticia, la explotación y la violencia, comenzó el Primer Encuentro "El Buen Vivir", ayer en la Universidad Autónoma de Puebla.

La advertencia fue hecha por el investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades John Holloway en este ciclo de conferencias y actividades artísticas que continuarán hasta el próximo 17 de marzo en el edificio Carolino.

Ahí también estuvo el filósofo Enrique Dussel quien expuso ante más de 200 estudiantes de las licenciaturas y preparatorias de la UAP, que el avance de la derecha en México y el resto del mundo se observa a través de las empresas y capitales trasnacionales que se apropian de las facultades y derechos que sólo corresponden al Estado.



El Estado capitalista actual, un tsunami de destrucción y muerte


Ayer, durante su participación en este encuentro, el académico de origen irlandés John Holloway planteó que desde su visión el Estado actual basado en el capitalismo está provocando "un tsunami de destrucción y muerte, y esta dinámica está llegando a proporciones que amenazan la existencia de la humanidad".

En ese sentido, expuso ante los estudiantes que el capitalismo está basado en la injusticia, la violencia y la explotación, lo cual es visible en la destrucción del campesinado, en la destrucción de las ciudades, de las tierras por la actividad minera y en la crisis mundial misma.

Plateó que "si queremos entender a la sociedad y lo que está pasando con ella entonces tenemos que empezar con la categoría del capital, no como una categoría económica, sino como una conceptualización dinámica del asalto en la que nos encontramos. El problema para nosotros no es sólo cómo mejorar los niveles de vida de mucha gente -lo cual es importante-, sino lo fundamental es romper con esta dinámica de muerte. ¿O tal vez ya no podemos? Me resigno a aceptar la destrucción de la humanidad, y supongo que ustedes tampoco lo aceptan, por eso estamos aquí".

Para Holloway, el Estado capitalista moderno es excluyente y esta exclusión del resto de la sociedad comienza desde las tradiciones, el lenguaje y las formas de comportamiento de quienes forman parte del Estado, con el único fin de controlar la vida social de la población.

Señaló que detener la dinámica de "destrucción y muerte" del capitalismo no puede lograrse a través del propio Estado, pues "no tiene sentido utilizar a una organización basada en nuestra propia exclusión. Esto no canaliza las luchas sociales, pues al final el Estado nos reintegra y nos reconcilia con la reproducción del capitalismo, con esa dinámica que nos está matando a todos".

Agregó que la existencia del Estado depende de la reproducción del capital y de su acumulación, pues de esto viven los funcionarios los que forman parte del Estado. Subrayó que eso no necesariamente significa que no se pueden lograr cambios desde las instituciones, pero rechazó que el Estado convierta a los sujetos en objetos de la política, a los rebeldes en ciudadanos a quienes aleja de la perspectiva en contra del capitalismo.

"Obviamente eso nos deja con el problema de que si no es a través del Estado, ¿entonces cómo podemos cambiar al mundo? La respuesta es que no lo sabemos. Por eso estamos aquí, por eso discutimos. No tenemos las respuestas pero tenemos las experiencias de la gente que que está creando otra lógica de existir, de vivir y de crear un buen vivir", afirmó.

Y agregó: "si el capitalismo es el mal vivir, entonces para construir un buen vivir tiene que ser una construcción de que va en contra de este sistema que domina. Partir de las experiencias, respetándolas, pero también criticándolas, es como veremos un mundo que está lleno de grietas, de gente que dice que dice que vamos a caminar en sentido opuesto. Por eso este encuentro y por eso lo hacemos dentro de la universidad".



"¿Es lo mismo Calderón que Lula?"


En su exposición, Enrique Dussel se pronunció en contra de la desaparición del Estado, como claman algunas voces, pues lo único que ocurriría es que pasaría a manos de compañías trasnacionales y los grandes capitales.

Agregó que eso es lo que busca la derecha más extrema en México y el resto del mundo, con planteamientos como eliminar al Ejército o la Policía, pues para eso están los mercenarios o la seguridad privada.

"Pero no sólo la derecha pide eso, sino la izquierda también. Si yo le pido a Evo, a Lula, a Chávez disolver el Estado ¿no sería el caos y vendría la derecha a tomar el poder?", planteó.

Por ello, afirmó que se requiere de unidad, de un Estado bien organizado y al servicio del pueblo. "No somos individuos, somos comunidad y a partir de ahí ya no es posible aceptar el liberalismo. El liberalismo no acepta la participación".

En Venezuela, ejemplificó, existe al menos una actitud patriótica y una política nacionalista. En Brasil, Luiz Ignacio Lula Da Silva logró reducor la extrema pobreza de 30 al 17 por ciento.

"¿Es lo mismo Calderón que Lula?", preguntó Dussel a lo que recibió un contundente "no" del auditorio como respuesta. Y prosiguió: "Lula fue obrero, sudó y se enfrentó a los militares. Quizás no fue como Lenin, pero vean lo que pasó en Rusia y vean qué paso en Brasil. La política es realismo con principios éticos; debe tener filiales y alternativas anticapitalistas", subrayó el académico quien subrayó que muchos grupos pequeños nunca van a llegar a sumar una fuerza que transforme a México, sino que 15 o 20 grupos "que tengan una idea clara de las cosas entren a la política, se organicen y entonces sí logren una transformación.

"Lo digo fuertemente porque en México la política es un problema: los movimientos más buenos no están dispuestos a entrar a la política y si entregan sus ideales van a ser responsables ante la historia", subrayó el filósofo quien resaltó la importancia de la participación en las próximas elecciones federales.

"Es un momento clave del país; si fuera sólo un problema teórico, ni vengo, pero se trata de un momento político grave, y la población busca resolver sus necesidades de pavimentación, alumbrado, calles y seguridad. En Venezuela, al poder electoral lo elige el pueblo. Aquí, el IFE decide ¿pero a este quién lo eligió?, ¿cómo se van a nombrar jueces si el mismo poder los nombra? La revocación del mandato es una primera parte del ejercicio del poder y este va para el presidente, los diputados, el propio presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Necesitamos un Estado distinto, que sea incluyente y para ello hay que tener imaginación".

El académico de origen argentino, nacionalizado mexicano hace 36 años, señaló que el "buen vivir" es un concepto fundamental de los pueblos originarios de América, y rompe con el pensamiento moderno, incluidos el capitalismo y el marxismo. Además, incluye una revaloración de la cultura, pero esta no limitada a las artes, sino en un sentido integral que abarque a toda la actividad humana: desde las actividades agropecuarias, la política, las relaciones sociales hasta la economía. Un ejemplo de esta "revolución cultural" es la bolivariana de Hugo Chávez en Venezuela.

"El poder no se tiene, se ejerce y este es del pueblo, por lo tanto no se toma", expuso Dussel en una crítica a lo que los políticos actuales entienden por el ejercicio del poder, como en el caso mexicano y los candidatos a la presidencia de la República. En ese sentido, agregó que el papel del Estado es delegarlo a través de las instituciones, que son las que se fortalecen o se debilitan.

También expuso la dificultad que han tenido los gobiernos de izquierda para comenzar a ejecercer el poder, pues no es lo mismo criticar que pasar a ejercerlo. Por ello, si bien Hugo Chávez, Evo Morales o Lula no son el tipo de revolucionario que fue Lenin, estos presidentes han comenzado a delegarlo en nombre del pueblo.

La labor de los intelectuales en esta tarea ha sido relevante, agregó, como el caso de Alvaro Garcia Linera quien fomó parte de la guerrilla y hoy es el vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, "y ha mostrado no sólo la importancia de la mística y los símbolos del Estado, sino del mando del pueblo".

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