La relación especial de los papas, y de Francisco, con Guadalupe
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Desde el siglo XVI hasta ahora, 26 papas de la Iglesia han tenido un gesto hacia nuestra Señora de Guadalupe, la "Virgen Morena".
El papa Francisco confesó a los periodistas que viajaban con él hacia México que su "deseo más profundo es pararme a rezar ante la Virgen de Guadalupe", que tiene un significado especial para el primer pontífice latinoamericano, como lo tuvo para sus predecesores.
Desde el siglo XVI hasta ahora, 26 papas de la Iglesia han tenido un gesto hacia nuestra Señora de Guadalupe, la "Virgen Morena".
Por ello el primer papa latinoamericano que se arrodillará hoy ante el "Camerín" dorado, la habitación donde está custodiada la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, "Patrona" y "Emperatriz" de toda América, tiene un significado aún mayor.
Para la Iglesia católica, la basílica de Guadalupe, en Ciudad de México, es el gran símbolo de la evangelización de América.
Entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531, diez años después de la conquista del imperio Azteca por los españoles, la Virgen de Guadalupe se apareció en cuatro ocasiones al indio Juan Diego, en el Cerro del Tepeyac, en el norte de la capital mexicana, para solicitarle que en ese lugar se le erigiera un templo.
Entonces comenzó el culto de la Virgen Morena en una ermita construida en lo alto del cerro del Tepeyac, que fue ampliada hacia el año 1557 hasta que el gran número de asistentes llevó a construir la primera Basílica en 1695.
Desde 1644 los papas tienen gestos de veneración a la Virgen de Guadalupe comenzando con el papa Urbano VIII, quien concedió la indulgencia plenaria a los que visitaran el Santuario durante la fiesta del 12 de diciembre.
La fama de la Guadalupana iba creciendo hasta que en 1754 Benedicto XIV, mediante el documento "Breve Non est equidem", proclamó la fiesta del día 12 de diciembre como patrona de México.
Fueron varios pontífices los que citaron a la patrona de México en sus discursos y en 1900 llega la primera la solicitud del Concilio Plenario Latinoamericano celebrado en 1900 de extender la fiesta de la Virgen de Guadalupe a toda América Latina.
Tuvieron que pasar diez años para que, el 24 de agosto de 1910, el papa San Pío X declarara a la Virgen de Guadalupe "celestial Patrona de la América Latina".
Después Pío XI la entendió patrona de "todas las Américas", Pío XII la llamó "Emperatriz de las Américas" y Juan XXIII, "La misionera celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas".
Pablo VI, el primer papa que comenzó a viajar, no llegó a visitar México, pero en 1970 envió un mensaje televisivo, vía satélite, como homenaje a la Virgen y en ocasión del 75 aniversario de la Coronación Pontificia.
La relación especial del Vaticano con México y su patrona la dejó clara Juan Pablo II cuando, tan sólo un mes después de ser elegido, el 22 de diciembre anunció que su primer viaje sería para inaugurar los trabajos de la Tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (CELAM), que se llevarían a cabo en el Seminario de la Archidiócesis de Puebla de los Ángeles.
Juan Pablo II solía decir para demostrar su veneración por la "Morenita" que la Virgen se encuentra en todos lados, pero "vive en México".
Y, el 1 de febrero de 1979, el papa mantuvo un encuentro en la explanada de la Basílica de Guadalupe con los universitarios católicos.
Durante la homilía, Karol Wojtyla expresó "gozo" por poder entrar "en este Santuario del Pueblo de México y de toda América Latina, en la que desde hace tantos siglos se ha manifestado tu maternidad".
En otro de sus viajes al país, en 1990, Juan Pablo II beatificó en la basílica a cinco mexicanos, entre ellos a Juan Diego Cuauhtlatoatzin, el vidente de la Virgen.
En 1999, el papa polaco regresó a México y en su homilía durante la misa en la Basílica de Guadalupe declaró la fecha del 12 de diciembre con el rango litúrgico de Fiesta para todo el continente de las Américas.
"Desde el cerro del Tepeyac donde se le apareció en 1531 al indio náhuatl Juan Diego, hasta Alaska y la Tierra del Fuego, el 12 de diciembre será el día de la Virgen de Guadalupe", declaró Juan Pablo II en aquella ocasión.
El último viaje de Juan Pablo II a México en 2002 tuvo como objetivo principal la canonización del beato Juan Diego, el primer santo indígena de Latinoamérica.
Sólo Benedicto XVI en su viaje a México no visitó la basílica de Guadalupe por sus problemas con la altura y se decidió no hacer etapa en Ciudad de México.
Para Jorge Bergoglio la devoción por la Guadalupana es algo "inexplicable" que "viene de Dios" pues "hasta los ateos mexicanos dicen que son guadalupanos".
Será su tercera vez en Guadalupe, ya que en 1970 estuvo durante una reunión de jesuitas y la segunda vez cuando Juan Pablo II firmó y entregó la Exhortación postsinodal "Ecclesia in America".
"Esta vez quiero quedarme un ratito a rezar ante la Virgen ¿me dejaréis?", les preguntó a los mexicanos antes de partir de Roma. Hoy su deseo de "guadalupano" se cumplirá.