Mexicano, tras un navío de 500 años en el Báltico

Nacional
/ 30 julio 2019

Rodrigo Ruiz-Pacheco, de la Universidad de Southampton, dirige la exploración del barco hundido

CIUDAD DE MÉXICO.- Durante 500 años, el mar Báltico tenía en sus profundidades una embarcación de la era renacentista, un barco que se hundió cerca del mismo momento en que Cristóbal Colón iba a América por primera vez. La flota de Colón desapareció, pero esta embarcación renacentista apenas resurgió, impresionantemente bien conservada gracias al agua gélida del Báltico.

La primera pista de que estaba ahí data de 2009, cuando una revisión sonar de la Administración Marítima de Suecia encontró un punto anómalo en el lecho marino. A principios de este año se introdujo una cámara robótica operada por un equipo comercial que estaba buscando un gasoducto: avistó una masa enorme en vez del lecho típico.

Eso llevó a un equipo internacional de científicos a bajar robots submarinos en marzo pasado para explorar y documentar lo que resultó ser la embarcación.

“Es algo increíble”, dijo Rodrigo Pacheco-Ruiz, arqueólogo de la Universidad de Southampton que estuvo a cargo de la investigación. “Seguimos un poco atónitos”.

La falta de oxígeno en las profundidades heladas de ese mar suele mantener lejos a las criaturas que se comen la madera de barcos naufragados. Los mástiles y tablas a veces se desintegran hasta volverse parte del lodo del lecho después de siglos de desgaste.

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Sin embargo, la embarcación en el Báltico, cuyo hallazgo fue dado a conocer el 22 de julio, seguía prácticamente intacta cuando la encontró el equipo. El casco estaba preservado desde la cubierta hasta la quilla, al igual que los mástiles y parte del cordaje del barco. En la cubierta aún estaba un pequeño barco de madera pensado para llevar a la tripulación desde y hacia la embarcación más grande.

También estaban a la vista varios artículos que pocas veces se han observado en tal estado, como una bomba de sentina de madera y un cabrestante, un cilindro amplio usado para recorrer el largo de una cuerda. El ancla también seguía ahí; su presencia sirvió para estimar la fecha del naufragio: Pacheco-Ruiz dijo que sucedió a finales del siglo XV o principios del siglo XVI.

“Es probable que el navío fuera una embarcación de mercancía y no una de guerra, pero aun así contaba con cañones sobre pivotes, una “prueba de las tensiones” marítimas en ese momento, de acuerdo con el comunicado sobre la expedición.

Pacheco-Ruiz comentó que el barco naufragado parece tener entre 15 y 18 metros de largo.

Todavía no se determinan origen ni nombre del navío, por lo que ha sido apodado Okänt Skepp, “barco desconocido” en sueco. Pacheco-Ruiz y su equipo, que han mantenido en secreto la ubicación exacta del navío para evitar que lo alcancen cazatesoros y chatarreros, planean regresar para otra ronda de exploraciones en la que intentarán sacar del sitio un tablón.

EL DATO

La fecha del naufragio pudo suceder a finales del siglo XV o principios del siglo XVI.

Es probable que el navío fuera una embarcación de mercancía y no de guerra

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